0-1. El Madrid tumba al Rayo en Vallecas
Una genialidad de Cristiano resolvió el duelo
Una genialidad de Cristiano Ronaldo castigó la valiente apuesta del Rayo Vallecano ante el líder, que mereció más tras tener en las cuerdas al Real Madrid en la primera parte y caer por un taconazo del goleador portugués, que conduce al equipo de José Mourinho a un récord histórico con nueve victorias consecutivas a domicilio (0-1).
Vallecas volvió a saborear el derbi que más orgullo da jugar a un modesto como el Rayo. El todopoderoso Real Madrid visitó nueve años después un estadio de unas dimensiones reducidas a las que nunca se acopló. Sufrió como nunca pero conquistó un triunfo que es un nuevo paso hacia el título de Liga.
Tenía dos opciones José Ramón Sandoval ante el Real Madrid. Su situación desahogada, más cerca de Europa que del descenso, le terminó de empujar hacia la valentía. Salió a tumbar al líder. A presionar. Eliminando la creación de Xabi Alonso y Özil. Haciendo sentirse incómodo a todos los jugadores madridistas.
Estaban advertidos. Campo pequeño. Césped en mal estado. Un equipo que aprieta al máximo en lo físico con el respaldo de una afición incansable. El fútbol de barrio en la elite tuvo al líder contra las cuerdas. Con jugadores fuera de sí como Pepe, metido en todas las peleas, y desacoplados, como Sergio Ramos que vio una amarilla tras una pérdida de balón y pudo ser expulsado por un codazo a Diego Costa dentro del área.
Sin fútbol, el Real Madrid se entregó a las acciones individuales de Cristiano Ronaldo. Sus dos disparos con potencia no encontraron puerta. Fueron la única noticia ofensiva en el primer acto junto a una internada de Gonzalo Higuaín que no supo definir. Ningún tiro a puerta. A merced de un Rayo que manejaba todos los aspectos del juego.
Sandoval hizo ver a sus jugadores durante la semana que el Real Madrid no es perfecto. Tienes pequeños defectos que hay que explotar. Su plan era asfixiar la construcción, buscar la espalda de Marcelo y Arbeloa por las bandas, y desesperar a Pepe con Diego Costa. Lo bordó. Solo faltó acierto en el remate.
Diego Costa, resucitado para el fútbol en el Rayo, hizo todo bien. Desquició a los centrales madridistas y fue la referencia ofensiva. Le faltó el remate del goleador Michu. Sin su pegada fue Armenteros el que lo intentó, en un potente disparo que sacó Ramos cuando iba camino de gol. Y la más clara la tuvo Piti. Recortó a Arbeloa y soltó un latigazo a la escuadra. Tras golpear en su parte interior el balón pudo entrar o salir rechazado pero los postes siempre fueron los mejores amigos de Iker Casillas.
Mourinho aplaudía la entrega de la afición de Vallecas al descanso. En el vestuario no hubo aplausos. Su enfado se tradujo en adelantar metros a todas las líneas de su equipo para buscar el triunfo. Los madridistas se pusieron el mono de trabajo y el partido se afeó. Al Rayo le costó más construir fútbol.
Fue cuando encontró el premio Cristiano Ronaldo. Inventó un recurso tras un balón muerto de un córner que le cayó de espaldas. Soltó un taconazo que se coló entre todos y entró pegada al palo de Joel. Era el minuto 54 y la leve mejoría madridista encontraba rápido el premio. Cosa de los grandes.
Comprobó el equipo de Mourinho que estos partidos se suelen decidir a balón parado. Y comenzó a hacer trabajar a Joel. Primero una falta con rosca desde un lateral de Xabi Alonso. Luego un cañonazo de Cristiano. El Rayo debía reaccionar y Sandoval recurrió a la velocidad de Lass.
Volvió a encerrar a su rival en su terreno pero perdonó. Un error de Ramos en la salida de balón acabó con Michu ante Casillas. Ajustó tanto su disparo que se marchó fuera. El capitán madridista hizo la parada de la tarde a un zurdazo lejano de Casado. Voló y a mano cambiada sacó un balón con rumbo a la escuadra.
Era un final de locura en el que a la contra perdonó Cristiano y Armenteros falló lo infallable. Solo, en el segundo palo tras un córner, midió mal y no acertó. El líder se llevaba el triunfo de uno de esos campos donde se ganan Ligas. Vallecas presume orgulloso de su Rayo. Plantó cara al Real Madrid con un fútbol que invita a soñar.
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