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Rafa Nadal consiguió su triunfo más plácido en Roland Garros, el décimo, tras derrotar al suizo Stan Wawrinka en su décima final, el último ribete de una hegemonía sobre el torneo que continúa.

Nadal descubrió Roland Garros en 2005, pocos días antes de cumplir 19 años. Venía siendo la referencia sobre tierra batida los torneos de Montecarlo y Roma y todo el mundo miraba con curiosidad al tenista con cara de adolescente, rostro de guerrillero, camisa sin magnas y pantalón por debajo de las rodillas que desafiaba a los gallos del circuito.

ANTE FEDERER

En tercera ronda destrozó al francés Richard Gasquet, de su misma generación, y en semifinales al suizo Roger Federer, que era ya número 1 del mundo, antes de ganar en al final al argentino Mariano Puerta en cuatro mangas, tras perder el primer set en el juego de desempate, 6-7(6), 6-3, 6-1 y 7-5.

Al año siguiente, en su primer turno contra el sueco Robin Soderlin batió el récord de victorias consecutivas sobre tierra batida que tenía el argentino Guillermo Vilas, antes de derrotar al serbio Novak Djokovic, obligado a abandonar y en la final a Federer, de nuevo en cuatro sets, 1-6, 6-1, 6-4 y 7-6(4).

En 2007, Nadal llegaba como el favorito sin dudas y en su camino derrotó a su compatriota Carlos Moyá, su actual entrenador, y en las semifinales a Djokovic, antes de vencer de nuevo en cuatro sets en la final a Federer, 6-3, 4-6, 6-3 y 6-4.

Al año siguiente, el español regresó a su torneo predilecto sintiendo el aliento de un Djokovic que amenazaba su número 2 del mundo, tras haberse impuesto en el Abierto de Australia y de haber completado una gran temporada.

El sorteo cruzó sus trayectorias en semifinales, donde se produjo el que el propio Nadal ha definido como el mejor partido de su carrera, lo que le permitió jugar su tercera final consecutiva contra Federer, la más fácil para el español, 6-1, 6-3 y 6-0. Fue su primer triunfo en la tierra batida de París sin perder un set y, hasta este año, la que se consideraba más brillante, con solo 41 juegos perdidos.

LA PRIMERA DERROTA

En 2009, Nadal sufrió la primera derrota en la tierra batida de París, en octavos de final contra el sueco Robin Soderling el español puso fin a una serie de 31 triunfos consecutivos en el torneo, un terremoto en la vida del que entonces era número 1 del mundo y que llegaba tras haber ganado los cuatro Grand Slam anteriores.

Recuperado de sus problemas de rodilla, al año siguiente volvió tan sólido como de costumbre y tras haber completado una buena temporada. Solo Nicolás Almagro les complicó las cosas en cuartos de final, pero acabó llegando a la final donde pudo tomarse la revancha de Soderling, 6-4, 6-2 y 6-4, su segundo Roland Garros sin ceder un set.

En 2011, la amenaza de Djokovic parecía más precisa que nunca para el dominio del español en Roland Garros. El serbio estaba invicto en el año y había derrotado a Nadal en Madrid y Roma. Pero el duelo que todo el mundo esperaba no se produjo, porque Djokovic perdió en semifinales contra Federer, el cual se inclinó frente al español por cuarta vez en una final, aunque fue la más disputada, 7-5, 7-6(3), 5-7 y 6-1.

IGUALA A BORG

Con ese triunfo, Nadal igualaba la leyenda del sueco Bjorn Borg. En 2012 se produjo al fin la final entre Nadal y Djokovic. Fue un partido de leyenda, que comenzó bien para el español, pero que la fina lluvia que caía sobre París cambió de signo, lo que permitió al serbio remontar.

Cuando Nadal parecía estar contra las cuerdas, el partido tuvo que ser aplazado al lunes siguiente por la lluvia, con el español en desventaja de un servicio en el cuarto set. Pero enseguida igualó la contienda y acabó llevándose la final por 6-4, 6-3, 2-6 y 7-5.

El duelo entre Nadal y Djokovic en 2013 se produjo en semifinales, uno de los partidos más emocionantes de la carrera del español, con alternativas para ambos tenistas, con bola de 5-3 para el serbio en el cuarto y un "smach" fácil desperdiciado, lo que permitió al español remontar y ganar 6-4, 3-6, 6-1, 6-7(3) y 9-7.

PASEO ANTE FERRER

La final contra David Ferrer fue una de las más fáciles, con un resultado de 6-3, 6-2 y 6-3 que le permitió ganar su octavo Roland Garros. En 2014 se produjo la segunda final contra Djokovic. El español afrontó el torneo recién superados los problemas de espalda que le habían frenado en la final del Abierto de Australia contra el suizo Stan Wawrinka.

Pero en París volvió a ser superior a sus rivales, incluido el serbio en la final, donde se inclinó por 3-6, 7-5, 6-2 y 6-4, un partido que se cerró con una doble falta de Djokovic. En 2015 el serbio al final logró vencer a Nadal, muy mermado físicamente durante toda la temporada, en cuartos de final, una victoria incontestable, 7-5, 6-3 y 6-1, que abría al serbio la puerta a su primer triunfo en París, del que le privó Wawrinka en la final.

Al año siguiente, cuando Nadal juraba y perjuraba que venía en plena forma, una lesión en la muñeca le hizo abandonar tras la tercera ronda.