El gigante esloveno Jan Oblak es el heredero de Thibaut Courtois en la portería del Atlético de Madrid, una responsabilidad pesada para un joven guardameta de 21 años al que siete meses a un gran nivel como titular en el Benfica le han bastado para dar el salto al vigente campeón de la Liga española.
Hace menos de un año, Oblak llegó incluso a jugar un par de partidos con el filial del equipo lisboeta en la segunda división lusa, antes de incorporarse en diciembre definitivamente al primer equipo.
EN EL FILIAL SIETE MESES ATRÁS
Sin embargo, el guardameta ya había dado muestras de su calidad bajo los palos durante su paso por algunos de los más humildes clubes de Primera en Portugal y era considerado una de las grandes promesas de las "águilas", especializadas en encontrar diamantes en bruto a los que pulir y sacar rendimiento.
Su caso es un ejemplo más de esa política deportiva. Después de tres temporadas cedido en diferentes equipos para foguearlo y adquirir experiencia, vivió su momento álgido en encuentros de máxima tensión, como las semifinales de Liga Europa contra la Juventus en Turín, donde lo bordó y recibió la felicitación personal de Gianluigi Buffon.
Sus números lo dicen todo. Encajó únicamente seis goles en 26 partidos oficiales con el primer equipo, y sus actuaciones fueron claves para alzarse con el campeonato de Liga portuguesa y dos títulos coperos.
No especialmente alto (186 centímetros de altura) ni corpulento (77 kilos) para tratarse de un portero, el esloveno destaca por su rapidez de reflejos, además de mostrar una seguridad impropia de su edad, aparentemente inmune a la presión.
Técnicos lusos que trabajaron con él coincidieron en recordar que ya apuntaba alto desde que llegó a Portugal en 2010, procedente del Olimpia de Liubliana esloveno.
INTROVERTIDO
"Callado", "reservado", "frío", "concentrado", "riguroso", "poco dado a errores" y "fuerte en las salidas con los puños" son sólo algunas de las características destacadas por quienes fueron sus preparadores a lo largo de este tiempo, recogidas en diferentes entrevistas a medios lusos.
Recién llegado en 2010, con apenas 17 años y escaso conocimiento del portugués, fue cedido al modesto Beira Mar, donde sólo disputó un par de duelos como titular, correspondientes a la Copa de Portugal. En invierno se marchó al Olhanense, pero allí ni siquiera llegó a debutar.
En el curso 2011-2012 recaló en el Leiria, equipo en el que contó con más oportunidades, sobre todo en la segunda vuelta, experiencia que saldó con diecisiete participaciones y 30 goles encajados. Un año más tarde, se incorporó al Rio Ave entrenado por Nuno Espirito Santo (hoy técnico del Valencia) y allí se hizo el dueño absoluto de la portería.
El conjunto luso terminó en una meritoria sexta plaza y Oblak fue uno de los grandes artífices, erigiéndose en una pieza fundamental al recibir únicamente 40 tantos en 31 duelos.
De regreso al Benfica, en el verano de 2013, estalló la polémica. El futbolista decidió no presentarse a los entrenamientos de pretemporada alegando que su vinculación contractual con los "encarnados" ya había terminado e incluso la prensa lo dio por "desaparecido".
Sin embargo, los dirigentes lusos recondujeron la situación y le ofrecieron renovar, lo que acabó con mes y medio de culebrón. "Se trató sólo de un malentendido, lo que importa es que ya estoy aquí y que firmé un nuevo contrato", explicó entonces en declaraciones a la televisión del club el guardameta.
Internacional con su selección desde 2012, Oblak logró finalmente su objetivo en diciembre de 2013, cuando la lesión del brasileño Artur Moraes le dio la oportunidad de hacerse con la titularidad en el primer equipo, ocasión que no desaprovechó.
Su rendimiento fue largamente alabado en Portugal y despertó la atención de los ojeadores extranjeros, entre ellos los del Atlético de Madrid, equipo que, según la prensa lusa, deberá haber desembolsado en torno a 16 millones de euros -un precio alto para tratarse de un portero- para hacerse con sus servicios.