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El Olympiacos ha alcanzado la final de la Euroliga tras una remontada encomiable ante CSKA de Moscú (78-82) en la primera semifinal del torneo europeo, manteniendo su papel de 'bestia negra' de los rusos para pelear el domingo por la que sería su cuarta Copa de Europa, en un estreno de la Final Four en la que los rusos dominaron la mayor parte del encuentro hasta la aparición estelar de Vassilis Spanoulis.

El cuadro del Pireo volvió a convertirse de esta forma en la kriptonita del vigente campeón en una fase final de la máxima competición continental. Como ya hizo en dos de las tres Copas de Europa que ostenta en su palmarés, dejó nuevamente por el camino al gigante ruso, clasificándose para una final europea dos años después.

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Un arranque que se decantó de forma manifiesta del lado moscovita en el último tramo del primer cuarto (18-12), gozando así de una valiosa renta que, sin embargo, no logró conservar en los instantes finales.

Ante un Olympiacos poco acertado en ataque que no conseguía romper la férrea defensa impuesta por Dimitrios Itoudis, los tres habilidosos bases de CSKA (Teodosic, De Colo y Jackson) se encargaron de llevar el peso ofensivo, monopolizando prácticamente el total de la anotación de su equipo. Los griegos mantuvieron el tipo gracias a la labor de Printezis bajo el aro, aunque no aprovecharon segundas oportunidades pese a dominar con claridad el rebote ofensivo (18 por 9).

DE TÚ A TÚ

El conjunto del Pireo aceptó también el tú a tú en el segundo periodo, en el que logró acercarse peligrosamente en el marcador (22-20) a pesar de la escasa aportación del eterno Spanoulis y de un Mantzaris que encontró su triple después de cuatro intentos. El acierto total del cuadro rojo desde la personal y unos minutos pletóricos de Teodosic, con dos triples consecutivos, pusieron la máxima antes del descanso (37-25).

Pese al excelente ritmo de la estrella serbia, los de Sfairopoulos no se ausentaron del partido y consiguieron recortar el amplio parcial encontrando respuesta al término del segundo cuarto (40-33). El acierto voraz en el tiro exterior de Papanikolau, fiel escudero de un Georgios Printezis verdugo moscovita en la final de 2012, fue el sustento vital ante la firme iniciativa del vigente campeón.

EL ACIERTO DE SPANOULIS APARECE EN EL MOMENTO ADECUADO

Sería el preludio que vaticinó la sufrida rendición griega hasta el bocinazo final. Más enchufados tras saltar de la bocana de vestuarios, los rojiblancos demostraron su amplia gama de recursos y mantuvieron el pulso (46-43). Agarrándose una y otra vez al partido cada vez que su rival parecía irse en el luminoso, Olympiacos sobrevivía encontrando soluciones a través de Mantzaris, ahora sí, muy enjugado.

Con una diferencia de tan solo 4 puntos (64-60) a falta del último y decisivo periodo, el envite entró en una guerra sin cuartel que dejó paso al duelo directo entre los capitanes generales de uno y otro equipo, Teodosic (23) y Spanoulis (14). Si el talento serbio atacaba sin piedad el aro, Kill Bill le respondía con semejantes argumentos tras tres cuartos en el ostracismo.

Ahí apareció la mejor versión de la leyenda griega, con 9 puntos fundamentales en la recta final de encuentro, junto a un triplazo de Green que volteó el marcador y proporcionó una ventaja vital a Olympiacos (76-79) a falta de 40 segundos. La inspiración de Teodosic no llegó entonces con un lanzamiento final, echando al traste toda opción rusa para alegría del cuadro griego, un año más, erigido en su bestia negra'.

FICHA TECNICA:

CSKA MOSCÚ: De Colo (16), Jackson (12), Vorontsevich (2), Kurbanov (2) y Hines (8) -quinteto inicial-; Teodosic (23), Khryapa (3), Augustine (6), Fridzon (-), Higgins (6)

OLYMPIACOS: Mantzaris (12), Spanoulis (14), Papanikolaou (14), Printezis (14) y Milutinov (5) -quinteto inicial-; Green (8), Young (-), Papapetrou (3), Agravanis (8), Birch (4)

PARCIALES: 18-12, 22-21, 24-27 y 14-22

ÁRBITROS: Hierrezuelo, Javor y Lottermoser. Sin eliminados

PABELLÓN: Sinan Erdem Dome, 13.697 espectadores