Quique Sánchez Flores, en el alambre
El Getafe acumula cuatro derrotas consecutivas en la Liga
La derrota frente al Betis, la quinta del mes de enero y la cuarta consecutiva en Liga, deja en una situación muy delicada al Getafe y a su entrenador, Quique Sánchez Flores, que escuchó desde la grada del Coliseum Alfonso Pérez pedir su marcha tras el último partido.
El Getafe ha vivido de una manera muy negativa su particular cuesta de enero. Cinco partidos y cinco derrotas es el balance de resultados en lo que va de 2023. Cuatro en Liga contra Sevilla, Espanyol, Barcelona y Betis y una en Copa del Rey que le valió la eliminación frente al Levante, de Segunda.
Esta mala dinámica preocupa, y mucho, en el club madrileño y en su afición, que ha pasado de acabar 2022 a cinco puntos del descenso a estar empatado en la clasificación a 17 puntos con el Valladolid y Celta de Vigo, que tienen un partido menos.
Los números no son buenos en el Getafe. Cuatro victorias, cinco empates y diez derrotas en la primera vuelta reflejan el pobre rendimiento del equipo madrileño, que tiene una asignatura pendiente con el gol. Solo ha marcado 16 tantos en 19 encuentros y en ocho de ellos fue incapaz de perforar la portería rival, lo que supone casi la mitad.
"No está bien el equipo y es evidente que faltan cosas", dijo Quique al término del partido frente al Betis, en el que de nuevo volvió a quedar patente que su esquema 5-4-1 no está dando este curso los frutos de la temporada pasada y el modelo táctico parece dar síntomas de agotarse.
La situación del Getafe es crítica, sobre todo porque la próxima semana visitan el Metropolitano para medirse al Atlético de Madrid, otro equipo de la zona europea, y no parece que los rojiblancos sean un buen rival para frenar la mala racha.
Pese a los malos síntomas, el aura de pesimismo que flota en el ambiente y las críticas de un sector de la afición que ha pedido su marcha, Quique Sánchez Flores se ve con fuerzas para revertir la situación.
"Yo soy muy fuerte. La temporada pasada vine en una situación muy difícil, con mucho que perder y poco que ganar, y no me voy a derrumbar por una situación de dificultad. Entiendo las dudas y la frustración, pero frente al Betis, no jugando ni haciendo un buen partido, le plantamos cara", confesó.
En un club presidencialista como el Getafe, la última decisión la tiene Ángel Torres, que durante todos los años que lleva al frente del club se ha caracterizado por mantener hasta el límite a los entrenadores, en muchas ocasiones en situaciones críticas, contra la voluntad de la afición. Unas veces salió bien la apuesta y otras no. La continuidad o la destitución de Quique es la incógnita que se despejará en las próximas horas.
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