Rafa Nadal, adiós para siempre a Madrid
Nadal: "No quería lágrimas porque no he terminado"
La Caja Mágica cierra una era con la despedida de Nadal
Un revés que se marchó fuera, al pasillo de dobles, fue el último golpe en la pista Manolo Santana de la Caja Mágica de Rafa Nadal, superado por el checo Jiri Lehecka, un firme representante del tenis que viene, en el último encuentro en el Masters 1000 de Madrid del ganador de veintidós Grand Slam que enfila el adiós de su inigualable carrera.
Un 7-5 y 6-4 en dos horas y un minuto fue el resumen del último partido del balear, en los octavos de final del torneo que hizo suyo cinco veces. Estrechó la mano de Lehecka al final que se apartó del colofón y del homenaje previsto, el agradecimiento del público y de la organización, al mejor deportista español de siempre.
"Contento. Ha sido unos días muy especiales para mi. He tenido la oportunidad de volver a jugar aquí, en una pista que me ha dado tanto a nivel emocional y profesional. Hace pocas semanas no sabía si podría volver a competir en un partido oficial. He podido jugar dos semanas. Ha sido inolvidable. Ha sido un viaje increíble. Vine por primera vez en el 2003. La primera vez que llegué siendo competitivo en el 2005 fue una de las victorias más emocionantes de mi carrera", dijo en la pista.
Antes o después tenía que llegar. Y ocurrió con algo más de tardanza que lo que esperaba Nadal en la antesala del arranque del torneo y más pronto de lo deseado para la organización pero, sobre todo, para el público.
El pentacampeón dijo adiós. Y fue sin regatear esfuerzos hasta el final. Tal y como ha transcurrido toda su carrera. Mantuvo el tipo, la cara alta, mientras le duraron las fuerzas. Cuestionó a su adversario, un jugador de la nueva hornada centroeuropea ya consolidado en el circuito, plagado de virtudes, mientras tuvo energía. Después, con el combustible en reserva y el cuerpo en alerta, decayó.
Dos generaciones cara a cara. Parte de los últimos coletazos de uno de los miembros del legendario big three, ante el aire fresco que representa el checo, subcampeón en las Finales de la Next Gen del pasado año, un jugador al alza, heredero del talento que paseó por el circuito Tomas Berdych que este año ya ha capturado su primer título en el circuito, en Adelaida.
Como tantos otros el cara a cara contra Rafa Nadal, y más en tierra, tiene una motivación extra para cualquiera. No importa que el ganador de veintidós Grand Slam haya iniciado la cuenta atrás en su carrera profesional y piense más en la retirada que en objetivos venideros. Siempre es un mérito añadido contar con un eventual triunfo ante un gigante como el balear en una hoja de servicios.
Fue una derrota asumida, advertida por Nadal en la víspera. "No espero ganar a Lehecka", con el que entrenó, incluso, en una ocasión antes del inicio del torneo. Es el checo un jugador sin miedo a las alturas ni al rival. Por segunda vez en unos cuartos de final de un Masters 1000, donde le espera el ruso Daniil Medvedev, se erigió en el primer jugador de la República Checa después de Tomas Berdych en llegar a este tramo en un evento de similar nivel en tierra.
A Nadal se le escapó la victoria 60 en Madrid superado por un rival quince años menor. Por momentos, en el primer set, recordó el español a aquél jugador capaz de todo. Fiable en el resto, tuvo su gran ocasión en el octavo juego, cuando dispuso de una bola de rotura, la única, para situarse con 5-3. Pero Lehecka no hizo concesiones. Es el saque una de sus principales armas, con tiros más allá de los 220 kilómetros hora.
Ajustados, abiertos. Sacó adelante el contratiempo sin que le temblara el pulso y después, a la hora de la verdad, cuando apuntaba la manga al desempate, se hizo con el servicio del balear y cerró el set por 7-5.
Hasta ahí el pulso. No está ni quiere estar por ahora para mucho más Nadal que prefiere terminar sano el evento y seguir su hoja de ruta para empresas mayores que no quiere malgastar. Aún así buscó un retiro del partido con dignidad, con batalla.
Empezó a asumir su adiós el inicio del segundo, cuando cedió su saque y el checo consolidó un llamativo desequilibrio que le llevó hasta el triunfo. No pudo Nadal responder al empuje de un público entregado, confiado, esperanzado que tantas otras veces le llevó a remontar el vuelo, a ganar.
El pentacampeón, nadie ha ganado tantas veces como él en Madrid, no está para épicas ante adversarios de similar talla. Le dio para hacer frente al argentino Pedro Cachín en segunda ronda, con más de tres horas de pelea. Pero Lehecka, ahora 31 del ránking ATP pero con pinta de estancia larga más alta, no tiene fisuras. No tantas como el sudamericano.
El primer jugador fuera del top 20 en ganar a Nadal en arcilla desde el uruguayo Pablo Cuevas en Río de janeiro 2016, se situó por segunda vez entre los ocho mejores de un Masters 1000 tras el de Indian Wells el pasado marzo para alargar su registro y sus logros en el circuito auxiliado por un juego plagado de virtudes.
Veinte participaciones en las veintidós ediciones y cinco títulos quedan atrás en el camino de Nadal que se marcha de la Caja Mágica donde acudió por última vez para alargar su progresión en el curso.
Cuatro partidos disputados, dos encuentros seguidos, más de ocho horas de pista, en el cúmulo de la estación de paso de Madrid, un alto en la ruta hacia Roland Garros, hacia los Juegos de París. Hacia la recta última, con aún buenas páginas que escribir de una inigualable carrera.
Nadal: "No quería lágrimas porque no he terminado"
Rafa Nadal reconoció que ha vivido una noche emocionante, la última en Madrid tras perder con el checo Jiri Lehecka, pero no la última en su carrera por lo que prefirió no "hacer un mar de lágrimas" porque su recorrido sigue.
"Me he emocionado por dentro; me ha faltado poco para emocionarme más pero no quería un mar de lágrimas porque no he terminado. Ha sido una noche emocionante para mi a más no poder pero no es el momento de dejar ir lo que llevo dentro a nivel de emociones y sensaciones. Me queda un camino por recorrer y no quiero soltar esa adrenalina", indicó tras el partido el ganador de veintidós Grand Slam.
Nadal destacó que había disfrutado en las últimas dos semanas a nivel emocional y deportivo y que había dado pasos hacia adelante.
"Ha sido una noche emocionante. Nunca me ha fallado esta gente. Lo que me ha hecho sentir esta gente es algo que se va a quedar para mí para siempre. Lo he disfrutado. Hace tres semanas no sabía si podía jugar un partido oficial he podido hacerlo en la pista con un nivel bastante decente".
"A nivel tenístico y a nivel emocional lo he podido hacer. Esta ciudad me ha ayudado de manera decisiva en mi carrera, me llevo energía positiva un recuerdo inolvidable. No sé si será la última vez que juegue en España, no se si habrá otra opción o no y si ha sido la última ha sido un gran recuerdo", dijo.
"He dado pasos adelante en todos los sentidos y veremos si soy capaz de consolidar esos avances. Llegué con dudas y me voy con menos dudas. He jugado un partido con un rival que ha estado a nivel altísimo y he estado competitivo. He tenido opciones en el primer set".
"Mi primer set para mi ha sido el mejor desde que he vuelto a competir. De actividad, de piernas, de capacidad de girar la bola era el día que mejor posicionado estaba en pista. muscularmente he tenido un poco de bajón al final del primer set pero me voy satisfecho en todos los sentidos, mejor de lo que había podido esperar", reconoció Nadal.
Es posible que en Madrid Nadal haya jugado por última vez en España aunque no lo quiso asegurar. "Hay una Copa Davis y no sabes lo que puede pasar. He intentado no confirmar cosas que luego se vuelvan en mi contra. He intentado ir de cara en todo momento según las sensaciones".
"Me he esforzado al máximo para alargar mi carrera lo que he podido, por mi mismo y por sentido del deber y porque me sigue gustando jugar a este deporte cuando estoy mínimamente bien", indicó Nadal que no quiso aventurar nada en su futuro ni garantizar su presencia en Roland Garros. Su próxima parada, Roma.
"No tengo asegurado nada. No sé lo que pasará pero es seguro que he jugado cuatro partidos en Madrid. Mi cuerpo ha resistido varias horas de competición a buen nivel y me voy contento a nivel de tenis en relación a cuando llegué".
"Si mi cuerpo me va aguantando y el nivel de tenis veremos qué puede pasar. Estoy haciendo las cosas de la manera más prudente para poder disfrutar de los torneos que vienen. París? Ya lo diré después de Roma. Espero jugar Roma con la ilusión de seguir evolucionando", explicó.
"Los problemas que he tenido en mi carrera me ha supuesto también la capacidad de valorar todas las cosas buenas que me han pasado y que nos olvidamos de disfrutar cuando se trata de ganar y ganar", dijo Nadal, feliz por lo que había podido aportar al deporte.
"Cuando la gente se emociona no es solo por el tema deportivo. Supongo que habré hecho cosas bien no solo con la raqueta en la mano. Siempre he intentado ser respetuoso y amable y en la pista tener un comportamiento adecuado y creo que lo he logrado en la mayoría de las veces".
"Ellos me quiere en cualquier caso y si se emociona gente no tan cercana para mi es una satisfacción muy grande más allá de lo que yo considero que tiene valor en la vida, más allá del deporte. Espero al menos no haber sido un al ejemplo para las nuevas generaciones que me han visto", concluyó Rafa Nadal.
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