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La última derrota ante el Málaga ha metido al Rayo en descenso, ha sembrado dudas en el equipo, que no consigue conectar con su juego, y ha desencadenado aún mayor malestar en una afición dividida que ha convertido el estadio de Vallecas en un lugar propicio para que los rivales puntúen.

La quinta temporada consecutiva del Rayo en Primera, la cuarta con Paco Jémez al frente, está comenzando a resultar una tortura para el equipo, que se ha complicado en la clasificación con la última derrota ante el Málaga, un rival que llegó a Vallecas sin haber marcado ningún gol a domicilio y sin ninguna victoria lejos de La Rosaleda en los siete partidos anteriores.

REAL MADRID Y ATLÉTICOS, SUS PRÓXIMOS RIVALES

Los dos próximos compromisos ligueros ante el Real Madrid, en el Santiago Bernabéu, y frente al Atlético de Madrid, en Vallecas, no parecen los más asequibles para revertir una situación que podría agravarse en caso de sumar dos derrotas que le hundirían en la tabla antes de acabar el año.

La crisis de identidad del equipo, que no consigue regularidad, se refleja en el juego, a veces demasiado plano, con poca consistencia para sentenciar los partidos cuando están controlados y errores defensivos de bulto que a veces cuestan goles y derrotas, como los dos en propia puerta contra Getafe y Eibar.

Esta temporada, de Vallecas han volado catorce puntos de los veinticuatro en juego, un balance negativo que debe ser mejorado para aspirar a una salvación que otros años ha pasado por su feudo.

UNA AFICIÓN DIVIDIDA

La huelga de animación de Bukaneros y los pitos de otro sector de la afición hacia ellos han convertido Vallecas en un lugar incómodo para el propio Rayo y en una plaza cómoda para los rivales, que en ocasiones, según han dicho varios técnicos de otros equipos en ruedas de prensa, les ha sorprendido.

El ambiente de crispación que se vive en la grada, que a veces le ha costado pitos al equipo y a Paco Jémez esta temporada, es uno de los factores que más están afectando a la plantilla.

"Ahora la brocha pinta negra y es lo que hay. Me gustaría ver otra cosa en el estadio y seguramente a ellos les gustaría ver otra cosa en el terreno de juego. Lo que se genera aquí solo beneficia a los equipos de fuera", dijo en su última rueda de prensa Paco Jémez.

Esas declaraciones del técnico bien podrían ser un punto y seguido a otras que realizó hace unos días, cuando se mostró harto del ambiente que se respira alrededor del club y del equipo y que le están haciendo plantearse su futuro.

"El hecho de que parte de nuestra afición haya tomado la decisión de no animar va en perjuicio del equipo. Se lo dije a Bukaneros. Por eso esta temporada es más complicada que otras. No doy ni quito la razón, pero es una pelea en la que no tengo nada que ver", comentó Jémez.

LAS LESIONES

"Es una gran pena, porque antes era un campo al que se invitaba a ir a pasar un buen rato y dentro de ese espectáculo los que llevaban la voz cantante eran los Bukaneros. Hoy en día el campo no tiene nada que ver con lo de otros años. Como rayista, es una auténtica pena que pase lo que está pasando y posiblemente sea una de las razones por las que el año que viene yo no siga aquí. No quiero estar en un sitio que es una guerra continua", confesó.

Además, a nivel deportivo, las lesiones no parecen estar respetando este curso a la plantilla, que ha perdido a dos efectivos en la portería como son Toño y David Cobeño y al centrocampista Patrick Ebert, que la pasada semana dijo adiós a la temporada por una rotura en el tendón de Aquiles de la pierna izquierda.

La mala suerte bajo palos también se ha traducido en unas cifras negativas, puesto que con 27 goles encajados el Rayo es, junto con el Levante, el equipo que más tantos recibe y solo ha dejado su portería a cero en tres ocasiones contra Valencia, Las Palmas y Espanyol.

A la espera de que se solucionen los problemas de animación en Vallecas y regrese la unión de otras temporadas, el Rayo debe volver a encontrar su identidad en el campo para volver a la senda del triunfo y mejorar la imagen ofrecida en los últimos partidos.