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El Real Madrid prepara el segundo partido de la final de Liga con el convencimiento de que sus opciones siguen casi intactas y de que la derrota en el primer partido no debe pasar factura a sus jugadores, habida cuenta de que el choque se decantó sólo en los tres últimos segundos.

Tras un gran partido de baloncesto, sin duda de los mejores en las finales de los últimos años, los dos equipos afrontan el segundo asalto con el mismo objetivo e idénticas opciones.

ATAQUES SOBRE DEFENSAS

Aunque el marcador sea de 1-0 para el Barcelona y el Madrid esté "jodido" en palabras de su entrenador, Pablo Laso, lo cierto es que no debería dejar secuelas en la moral de los jugadores madridistas. De hecho el propio técnico comentó, nada más acabar el partido, que "habían pasado página" en un partido que pudo ganar cualquiera.

Con los ataques claramente imponiéndose a las defensas, los dos equipos demostraron con creces que son los dos mejores y que en sus banquillos la calidad técnica se agolpa en cantidades ingentes.

El Madrid volvió a tener un comienzo tibio, como en tantas ocasiones a lo largo de la temporada, y tardó todo el primer cuarto en alcanzar su velocidad de crucero. Después, mantuvo el pulso a los azulgranas y dominó durante muchos minutos.

IGUADAD DE FUERZAS

Ahora la cuestión es saber si ambos técnicos van a seguir apostando por esta vía y vuelven a medirse como dos pesos pesados en un ring devolviendo golpe por golpe, directo por directo o gancho por gancho, o deciden apostar por la defensa e intentar llevar un ritmo de partido más controlado.

No parece normal que ambos equipos puedan acabar un nuevo partido firmando un cincuenta por ciento de acierto desde el triple, aunque los dos tengan consumados y acreditados especialistas.

Parece lógico, al menos desde el lado madridista, pensar que Laso quiera hacer una mayor apuesta por la defensa de los hombres claves del Barcelona, Justin Doellman, Tomas Satoransky, Stratos Perperoglou, Juan Carlos Navarro y Ante Tomic, e intentar que su mayor cantidad de tiradores puros puedan seguir con un porcentaje de acierto alto.

Pero una cosa es planificar y otra muy distinta llevarlo a la práctica. Los partidos, y más en un playoff final, adquieren una dimensión especial y parecen como si tuvieran vida propia. La rivalidad, igualdad de fuerzas, confianza y ganas hacen que los jugadores se extramotiven y que el choque fluya por terrenos difíciles de controlar.

El Madrid sabe que tiene que ganar un partido en Barcelona si quiere revalidar el título. "Dije que para ser campeones tenemos que ganar en el Palau. Es tan sencillo y tan difícil como eso. Hemos estado cerca y no ha podido ser. Esto es solo el comienzo", palabra de Laso.