Álvaro Martín y María Pérez, con sus dos medallas de oro en 20 y 35 kilómetros en los Mundiales de Budapest (Hungría), impulsaron a la marcha española a lo más alto del atletismo internacional, en un año en el que Adrián Ben se proclamó campeón de Europa de pista cubierta de 800 metros y Mohamed Katir se consagró como uno de los grandes mediofondistas de la actualidad tras la estela del noruego Jakob Ingebrigtsen.
La marcha española, ante los continuos cambios por parte del Comité Olímpico Internacional con la connivencia de World Athletics, reivindicó la especialidad en el mejor escenario posible, los Mundiales de Budapest.
Álvaro Martín y María Pérez fueron los grandes reyes de la marcha. Ganaron las dos pruebas del Mundial, los 20 y los 35 kilómetros, con una gran superioridad ante sus rivales, y reivindicaron su disciplina ante el temor por la desaparición de algunas distancias en el programa olímpico.
En ese mismo Mundial, Mohamed Katir, dos meses después de ganar el oro en los 1.500 del Europeo por equipos en Polonia, se presentó en Budapest dispuesto a refrendar el bronce conseguido el año anterior en el Mundial de Eugene. En la ciudad húngara, en un mano a mano con Jakob Ingebrigtsen que puso en pie a todo el estadio, dio una lección de pundonor para conquistar una plata de muchísimo valor.
La buena actuación de la marcha y el mediofondo dieron cinco medallas en los Mundiales de Budapest y permitieron a España ocupar el tercer lugar de un medallero cada vez más expandido tras Estados Unidos y una extraordinaria Canadá y, a nivel de puntos, la refrendaron como la segunda potencia europea tras Gran Bretaña.
Cerca del podio se quedó en Budapest el gallego Adrián Ben. Concretamente a ocho centésimas de la medalla de bronce en 800. Una diferencia mínima que, meses antes, en el Europeo de pista cubierta de Estambul, cayó de su lado, cuando se proclamó campeón continental por solo tres milésimas en un final al sprint.
Otro mediofondista que ha brillado especialmente este 2023 es el salmantino Mario García Romo, afincado en Boulder (Estados Unidos), que fue sexto en 1.500 en el Mundial de Budapest y además consiguió a lo largo del año los récords de España de los 2.000 metros (4.49.85), que estaba en posesión de José Manuel Abascal desde hace justo 37 años y 1 día, y de la milla (3.47.69), rebajando en diez centésimas la marca de José Luis González en 1985.
La soriana Marta Pérez fue sexta en el Mundial en ruta de Riga en la prueba de la milla y se convirtió este año en la primera española de la historia en competir a nivel internacional en pista cubierta, aire libre, ruta y cross en una misma temporada.
Otros dos grandes protagonistas del año fueron Laura Luengo y Carlos Mayo, que, en Valencia, batieron los récords nacionales de medio maratón.
Laura Luengo lo hizo con 1h:09:41, rebajando en diez segundos la anterior plusmarca que estaba en manos de Trihas Gebre desde 2018, mientras que Carlos Mayo, que corrió con las Adidas Adizero Pro Evo 1, las mismas zapatillas de 500 euros y tirada limitada con las que Tigist Assefa batió el récord mundial de maratón semanas antes en Berlín, paró el crono en 59:39, batiendo la anterior plusmarca de Fabián Roncero desde hace veintidós años.
En maratón el brillo lo pusieron Tariku Novales y Majida Maayouf, que, en Valencia, lograron también dos récords de España.
Novales, a sus 25 años, voló sobre el asfalto de Valencia y registró 2h05:48 para arrebatar en casi cuarenta segundos el récord nacional que anteriormente poseía Ayad Lamdassen, mientras que Majida Maayoud, de origen marroquí y con nacionalidad española desde junio, paró el cronómetro en 2h21:28, casi cinco minutos menos que el anterior.