Mateo García / Ronaldo Nazario dijo ayer adiós al fútbol a los 34 años de edad, perseguido por una serie de problemas físicos que le hacían imposible seguir practicando el deporte del que fue rey durante mucho tiempo. El jugador brasileño reconoció que, desde su etapa en el Milán, sufre hipotiroidismo, una enfermedad hormonal. Para controlar dicha enfermedad debía tomar unos mediamentos incompatibles con el fútbol ya que daban doping.
Las lesiones de rodilla hicieron el resto. Le acompañaron en su trayectoria casi tanto como sus goles, más de 350. "Hasta subir las escaleras de mi casa me poduce dolor", declaró Ronaldo en una multitudinaria conferencia de prensa ofrecida en Rio de Janeiro, y en la que estuvo acompañado por sus dos hijos.
Campeón del Mundo en dos ocasiones, Balón de Oro, varias veces FIFA World Player y cientos de títulos más, a nivel individual y colectivo, salvo la Champions League, que se le resistió siempre.
Ronaldo militó en el Cruzeiro brasileño antes de dar el salto a Europa, donde jugó en el PSV, Barcelona, Inter, Real Madrid y Milán, hasta regresar de nuevo a su país hace un par de temporadas al Corinthians donde ya agotaba su fútbol.
Más que jugador de fútbol, Ronaldo fue siempre un goleador implacable que se caracterizó por su potencia descomunal, su velocidad, su potencia. En la memoria quedará siempre aquel gol marcado al Compostela con la camiseta del Barcelona. Pocos defensas pudieron con él, pero ahora las lesiones le han retirado para siempre.