Policías nacionales en las puertas de la iglesia donde se encuentra la madre de Luis Rubiales | Europa Press
(Actualizado

Agentes de la Policía Nacional han intervenido en la Iglesia de la Divina Pastora de Motril (Granada) para evitar incidentes durante la celebración de una misa de difuntos coincidiendo con el encierro de la madre de Luis Rubiales, Ángeles Béjar, que se encuentra bien en su segundo día de huelga de hambre.

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La apertura de puertas del templo para la celebración de la ceremonia ha propiciado que los medios de comunicación pudieran acceder al templo, lo que ha dado lugar a momentos de tensión debido al alboroto creado al entrar los periodistas hasta la sacristía, donde se había trasladado Béjar.

Estas circunstancias han provocado las quejas de quienes acudían a la misa y a un rosario que se celebró previamente y, tras tener que interrumpir la ceremonia, la Policía ha intervenido para evitar que se produjeran más incidentes.

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Tras esta situación la madre de Rubiales ha atendido a los medios de comunicación para indicar que está "muy bien" y que todo lo ha hecho para protestar por la situación que está viviendo su hijo.

"Solo quiero que se diga la verdad, ella sabe que mi hijo es muy honrado", ha dicho la madre de Rubiales en referencia a la jugadora de la selección española Jenni Hermoso.

En huelga de hambre hasta que su "cuerpo aguante"

La madre de Luis Rubiales ha asegurado que no va a deponer su actitud de permanecer encerrada en la parroquia hasta que la futbolista "no diga la verdad".

Béjar ha reconocido que su hijo le ha pedido que deje el encierro, aunque se ha reafirmado en su voluntad de seguir "hasta que mi cuerpo aguante".

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En declaraciones a los medios de comunicación presentes en el exterior de la Parroquia de la Divina Pastora de Motril, Béjar ha manifestado que esta situación "se soluciona diciendo la verdad porque era una anécdota", antes de expresar su sorpresa por la dimensión que ha tomado el beso.

"Mira dónde ha llegado", ha asegurado a los medios sobre la situación creada a posteriori, antes de explicar que se encuentra bien y de confesar que había pasado la noche en una silla.