No falló la afición del Atlético de Madrid ante el Inter de Milán
Efe
No falló el Metropolitano. La afición rojiblanca reseteó y olvidó por un día lo sucedido el pasado domingo en Cádiz, el enésimo tropiezo en Liga fuera de casa. La Champions es otra cosa y el estadio rojiblanco también. La increíble vulnerabilidad del equipo a domicilio se convierte en fortaleza con el respaldo de su gente.
El Inter también cayó. El subcampeón de Europa. Contra todo y a pesar de todo, el Atlético está entre los ocho mejores equipos de Europa. El ADN de los rojiblancos no cambia. Se suceden los futbolistas y las directivas, pero el equipo mantiene su esencia. Horroroso contra un conjunto muy inferior y capaz de lo más difícil tres días después.
Por eso, el ambiente de Copa de Europa impregnó los aledaños del Metropolitano desde mucho antes del encuentro y otra vez el recibimiento al autobús de los rojiblancos fue apoteósico. Lo mismo que en la grada, que exhibió un colorido espectacular, con récord de asistencia (69.196 espectadores). Entre todos, crearon un clima emocionante. Entre ellos, unos 3.500 del Inter ocuparon el último anillo del Fondo Norte.
Ad Augusta Per Angusta se leyó en una enorme pancarta en lo alto del Fondo Sur a la salida de los jugadores a la hierba con el himno del Atlético por todo lo alto. Hacia lo más alto por el camino más complicad', traducida la cita latina al castellano.
Complicado como el Inter de Milán, que llegó a Madrid con una renta de 1-0. Líder de la Serie A, con 16 puntos de ventaja sobre el Milan, ha perdido tan solo dos de sus 38 encuentros este curso, ninguno como visitante.
Y de sus 18 partidos lejos de San Siro, ganó 14 y empató cuatro. Dificultad máxima para un Atlético en entredicho después del fiasco de la Tacita de Plata. En el Metropolitano dobló la rodilla por primera vez.
Comenzó bien el Atlético, llevado en volandas por la hinchada. Asustó al Inter y lo metió en su campo con garra y buen juego. Sobre el césped se desenvolvían dos conjuntos que se respetaban mucho, pero los locales tenían el plus de la grada.
Ni el tanto de Dimarco en el minuto 33 consiguió enmudecer el estadio. No lo permitió Griezmann, que empató solo dos minutos después. Estruendo total y descanso.
Al poco de comenzar el segundo acto falló el francés un tanto cantado, tras una gran internada de Llorente por banda derecha. Flojo su disparo, que atrapó sin dificultades Sommer. Memphis provocó el estallido con su tanto en el minuto 86. Estruendosa explosión de júbilo.
Prórroga y tensión, y penaltis. En ellos se redimió Oblak. Se sacó la espina de la final de Milán en 2016. El esloveno paró dos. Lautaro falló el definitivo. El Atlético a cuartos en el Metropolitano, que escribió su página más brillante. This is Metropolitano. El Inter ya lo sabe.