El técnico del Real Madrid, Zinedine Zidane, ha revelado que cuando era jugador solía decirse a sí mismo que "jamás sería entrenador", pero que ahora le encanta su labor pese a la "exigencia altísima" que se respira en el club blanco, donde "los títulos quedan rápidamente en el pasado".
"Cuando era jugador me decía que jamás sería entrenador. Tras mi retirada me dediqué a otras cosas y, aunque siempre estuve dentro del fútbol y del Real Madrid, me di cuenta que el lugar donde realmente quería estar era en la cancha. Y así, empecé a prepararme para convertirme en entrenador. Ahora es lo que más me gusta", reflexionó Zidane en una entrevista a fifa.com.
Su carrera de entrenador del Real Madrid ha estado plagada de éxitos casi desde el inicio. ¿Esperaba que sucediera tan pronto?
Obviamente lo deseaba. Cuando uno está en el Real Madrid se espera que hagas el máximo para conseguirlo todo, así que la exigencia era altísima desde que llegué. Dicho esto, soy consciente que haber ganado la Champions League en mi primer año fue algo extraordinario, pero ahora estamos luchando por repetir y también por ganar el título de liga.
Es lo que pasa con el fútbol, no se detiene nunca. Los títulos quedan rápidamente en el pasado y siempre hay que confirmar.
¿Se imaginaba estos éxitos como entrenador al dejar la práctica profesional?
No, porque cuando era jugador me decía que jamás sería entrenador. Tras mi retiro me dediqué a otras cosas, y aunque siempre estuve dentro del fútbol y siempre cerca del Real Madrid, me di cuenta que el lugar donde realmente quería estar era en la cancha. Y así, empecé a prepararme para convertirme en entrenador. ¡Ahora es lo que más me gusta!
¿No le tienta, de tanto en tanto, activar la máquina del tiempo y volver a ser futbolista?
(Risas). ¡Es la vida! Fue una época hermosa, ¡me encantaba ser jugador! Pero el tiempo obligó a que esa etapa se terminara sí o sí, no había más remedio. Ahora sigo viviendo de mi pasión, de lo que más me gusta hacer, así que no tengo nada de que quejarme.
Usted ha alcanzado los éxitos más importantes como futbolista y como técnico. ¿Se viven los triunfos de la misma manera?
Es parecido, aunque no exactamente lo mismo. En buena medida porque no es el mismo trabajo ni las mismas circunstancias. Sí es igual la emoción, e incluso diría que se disfrutan un poco más como entrenador, porque conseguir esas victorias es más difícil. Pero las emociones son fuertes en todos los casos.
Llama la atención que diga que es más difícil conseguir las victorias como entrenador… ¿Cuál es la razón?
Como jugador sólo te preocupas de ti mismo, de lo que haces en el terreno de juego, pero no demasiado del resto del equipo. Aunque bueno, en mi caso siempre di buenas asistencias a mis compañeros, así que un poco sí me preocupaba por ellos (risas).
Como entrenador, en cambio, tienes que ocuparte de todo el grupo, de 24 jugadores, y no sólo de ellos, sino de lo que pasa alrededor de un partido de principio a fin. La mejor muestra de la mayor dificultad es que, como técnico, la cantidad de horas que dedicas al día al fútbol es mucho mayor.
¿Y qué es lo que más trabajo le ha costado de ser técnico?
(Piensa)... No hay nada realmente en particular. Cuando fui elegido para dirigir al Real Madrid sabía que la tarea iba a ser realmente difícil. Había sido técnico del segundo equipo del club (ndr: el Castilla), pero tenía clarísimo que estaba pasando a una dimensión completamente distinta.
Eso sí, me sentía preparado porque conocía la casa. Tras 15 años en el club sabía lo que significaba ese vestuario y el club en general. Lo que restaba era trabajo y más trabajo. Había que hacer valer mis ideas, y ahí están los resultados.
Llama la atención que un jugador que siempre se destacó por su talento hable con tanta admiración del trabajo duro…
¡Es lo que más me gusta! Ése fue el mejor consejo que recibí en mi carrera. Más allá del talento, siempre hay que estar dispuesto a trabajar. Sin trabajo no se puede hacer nada.
Si usted dirigiera al Zidane jugador, ¿qué es lo que más y lo que menos le gustaría?
Como futbolista, creo que yo era una buena influencia para cualquier grupo. Me adaptaba a todo y mi labor era que los otros jugaran bien, así que nadie podía quejarse... ¡De hecho, me encantaba hacer anotar a mis compañeros! Eso, sin duda, le gustaba a mis entrenadores. ¿Qué no me gustaría? (Piensa).. Difícil decirlo. Sin duda tenía defectos, pero más valdría preguntarle a otros para conocerlos (risas).