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El atletismo español, que parecía haber enderezado el rumbo hace siete meses en los Europeos al aire libre de Zúrich, dio un paso atrás en los continentales bajo techo de Praga, donde el mediofondo, la especialidad que más medallas ha reportado históricamente a España, sufrió un nuevo descalabro.

En los ocho años que han transcurrido entre el triplete de Birmingham 2007 y el fiasco de Praga, donde, por primera vez en 26 años, ningún español -hombre o mujer- se ha clasificado para la final de 1.500, el mediofondo español ha dilapidado una fortuna.

SIN REPRESENTANTES EN EL 1.500

No hace falta apelar a los más viejos del lugar para recordar tiempos mejores. El 4 de marzo de 2007, en el National Indoor Arena de Birmingham, Juan Carlos Higuero (3:44.41), Sergio Gallardo (3:44.51) y Arturo Casado (3:44.73) lograron un histórico triplete en un esprint fratricida durante la final de 1.500.

El bronce de Natalia Rodríguez y el cuarto puesto de Manuel Olmedo en los Mundiales de Daegu 2011 constituyeron el último motivo de orgullo para el 1.500 español, que no acaba de tocar fondo. El año pasado, en los Europeos al aire libre de Zúrich, solo gracias a la recalificación de David Bustos España tuvo presencia en la final.

En Praga, sin Manuel Olmedo ni David Bustos en la selección, la pareja española formada por Diego Ruiz y Marc Alcalá sucumbió en las series. Además, no había mujeres españolas en esta prueba. Ninguna había hecho la mínima. La última vez que España, en hombres o en mujeres, no ganó una medalla en 1.500 en Europeos bajo techo fue en la edición de Valencia, en 1998.

La carrera de las siete vueltas y media parecía fuente inagotable de medallas para España en este torneo: siete oros, once platas y tres bronces. Ahora el surtidor se ha agostado y ya no fluye tampoco para el 3.000 (5 oros, 5 platas, 10 bronces).

SIN MEDALLAS EN EL 3.000

Adel Mechaal, que tenía la mejor marca española del año en 1.500 (3:38.30), prefirió competir en 3.000 con la esperanza de aprovechar su velocidad de crucero, pero pagó su exceso de optimismo con un sexto puesto cuando no admitía más jefatura que la del turco de origen keniano Ali Kaya, en efecto vencedor.

El mediofondista nacido en Marruecos en 1990, residente en España desde que tenía cinco años, se cebó en el ritmo de Kaya desde la salida y cedió en las dos últimas vueltas, en las que fue adelantado por Jesús España, un corredor experimentado de 36 años, tres veces plata en este torneo.

Adel, partidario declarado de la independencia catalana -lo cual no le impide cobrar una beca nacional de la Federación Española-, se había dejado energías fuera de la pista. En declaraciones a El Mundo, denunció una falta de apoyo del Consejo Superior de Deportes y de la propia Federación durante su proceso de nacionalización.

Después de la carrera matizó en su cuenta de facebook: "Catalunya es mi tierra, Calonge mi familia, Palamós mi pueblo y España mi País. Quiero pedir disculpas a todos mis "compañeros" y rivales en la pista, nunca he menospreciado a nadie. A la Federación Española, porqué siempre ha sido justa conmigo desde mi obtención de la nacionalidad. No pudieron agilizar mi expediente, porqué básicamente no estaba en sus manos".

DOS MEDALLAS DE PLATA

En medio de un panorama sombrío brillaron dos españoles, un hombre y una mujer. Pablo Torrijos, primer español que rompió el muro de los 17 metros en triple, repitió la gesta, ahora con un centímetro más (17,04), para intercalarse -plata de ley- entre dos medallistas olímpicos, el portugués Nelson Évora, oro en los Juegos de Pekín 2008, y el rumano Marian Oprea, plata en los de Atenas 2004.

La habanera Indira Terrero, que dio a España la primera medalla en los Europeos al aire libre hace siete meses (bronce), repitió el regalo pero ahora como subcampeona, ratificando su carácter competitivo.

Dentro de su amargor, las dos medallas "de chocolate" (cuartos puestos) tuvieron un sabor distinto: más ácido para Borja Vivas, que perdió el bronce por siete centímetros en el último suspiro, y más suave para España, que alcanzó el cuarto llegando desde muy atrás.

Los Europeos de Praga registraron un hecho insólito en el atletismo español. Por primera vez en seis finales disputadas -todas menos en su debut en 2002-, Ruth Beitia no estuvo en el podio de altura. La capitana terminó con igual marca que la medallista de bronce, la campeona mundial bajo techo Kamila Licwinko, pero sus fallos desde la primera altura la relegaron al quinto puesto.

El equipo español dejó pasar en Praga la última ocasión propicia para brillar en el lapso de dos años. Los próximos retos serán mucho más complicados: Mundiales al aire libre en agosto, Mundiales en sala en marzo y los Juegos Olímpicos de Río'16.