| Telemadrid
(Actualizado

El Real Madrid conquistó su Undécima Copa de Europa en Milán, al derrotar tras el 1-1 del tiempo reglamentario en los penaltis al Atlético de Madrid en la reedición de la final de hace dos años, en un éxito con claves como la resurrección con Zinedine Zidane, el equilibrio con Casemiro, el factor fortuna, la seguridad de Keylor Navas y Sergio Ramos o el gol de Cristiano.

LA RESURRECCIÓN CON ZIDANE: La plantilla del Real Madrid soportó un clima de crispación en su contra en una temporada que iba encaminada a terminar en blanco por las diferencias con Rafa Benítez y pasó a una nueva imagen gracias una comunión total, con admiración por el nuevo técnico Zinedine Zidane. Recuperaron autoestima e identificación total con una persona a la que admiran, a la que respaldaron en cada una de sus decisiones y comulgaron con su idea del juego. Provocó el cambio de rumbo. Se instaló la felicidad en el madridismo y en un ambiente de unión el final de temporada fue inmejorable.

Récord en el mejor final de la historia de la Liga con doce triunfos que permitió luchar por el título hasta la última jornada y llegar en su mejor momento a la final de la Liga de Campeones. La unión en labores defensivas en San Siro es fruto de la fe ciega en el técnico. Solo Zizou consiguió el esfuerzo defensivo de la BBC para defender como equipo y aguantar el asedio rojiblanco con desventaja en el marcador.

EL EQUILIBRIO LLEGÓ CON CASEMIRO: El gran cambio en cuanto a nombres con Zidane llegó en su apuesta ciega por Casemiro en la búsqueda del equilibrio. Dio continuidad al brasileño y fue uno de los mejores jugadores de la final. Para ello el técnico madridista mostró personalidad. Debía sentar en el banquillo a Isco Alarcón y James Rodríguez, y hasta el colombiano se quedó sin un minuto en varios de los partidos más importantes de la temporada, incluido el de la final.

Figura única en la plantilla, Casemiro reivindica la posición de medio centro. Sus coberturas a los laterales fueron claves, su sacrificio en la destrucción con quince robos de balón sostuvieron al Real Madrid. Los casi 14 kilómetros que corrió en el partido muestran su labor de desgaste por el bien de sus compañeros. Él pelea y otros brillan. Un jugador imprescindible para el éxito.

EL FACTOR FORTUNA: Igual de decisivo es el intangible de la fortuna en las grandes citas, esa dosis de suerte casi siempre necesaria para desequilibrar partidos igualados. El Real Madrid fue mejor en las acciones a balón parado y en plasmar en peligro sus llegadas a la portería de Oblak, uno de los jugadores que fue más decisivo en la gran cita.

Pero para vencer a un Atlético de Madrid que en la segunda parte avasalló al conjunto blanco necesitó la colaboración de los postes. En el travesaño estrelló Griezmann un penalti que habría presentado otra final en el minuto 48. Y el poste repelió el lanzamiento de Juanfran en la tanda final.

LA SEGURIDAD DE KEYLOR NAVAS Y SERGIO RAMOS: En la final no aparecieron sus paradas salvadoras ni recurrió a su fama de parapenaltis aliado con los postes en dos de los lanzamientos del partido, pero el Real Madrid recuperó con su presencia la seguridad total con un portero tras el fin de dudas en la etapa de Iker Casillas. Keylor, el primer futbolista costarricense que conquista la Liga de Campeones, dejó su huella imborrable en el camino al éxito.

Acabó como el portero menos goleador del torneo, con solo tres tantos encajados, en una temporada en la que a punto estuvo de ser moneda de cambio para la llegada al club blanco de David De Gea. Firmó el año de su vida cumpliendo el sueño de ser decisivo en un equipo grande.

Esa seguridad defensiva se amplió al equipo gracias al liderazgo de un Sergio Ramos que cerró su temporada más irregular rescatando la mejor de sus imágenes. Imperial en el centro de la zaga, repitiendo papel de héroe goleador como en la Décima y ejerciendo un liderazgo indiscutible para levantar al cielo de Milán su primer título como capitán del Real Madrid.

EL GOL DE CRISTIANO: El tanto de la victoria, la imagen que queda para la historia en la celebración del título, no podía ser para otro jugador del Real Madrid que no fuese Cristiano Ronaldo. El líder, gran referente, autor de 16 tantos en la Liga de Campeones en la segunda mejor marca en una edición (también posee la mejor con un tanto más).

Llegó mermado físicamente a la final, sin estar al máximo tras una lesión muscular y un fuerte golpe a días de la cita. No fue su mejor encuentro pero lo intentó siempre y dejó una ayuda defensiva que le llevó a sacar un balón en defensa en la segunda parte de la prórroga.

Algo inédito. Le dijo a Zidane que le situase el quinto lanzador de la tanda porque iba a marcar el tanto de la Undécima. Cumplió su palabra y añadió argumentos a una nueva candidatura al Balón de Oro.