Deportistas ucranios | AGENCIAS
(Actualizado

El inicio de la invasión rusa a Ucrania el pasado jueves pilló a un grupo de deportistas ucranios, 11 de ellos menores, a la espera de poder coger el avión de regreso a su país el pasado domingo, tras participar en una competición de orientación deportiva en la provincia de Ávila.

Sin embargo, desde el pasado sábado se encuentran en el Albergue Municipal cedido por el ayuntamiento de la localidad abulense de El Tiemblo (4.500 habitantes), donde 11 chavales de entre 7 y 17 años y sus tres monitores siguen con gran inquietud y desasosiego las noticias que llegan desde su patria.

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Allí llegaron después de que diez de ellos pasaran la primera noche en la casa de su compatriota Tetiana Luzinska, que junto a su hijo Ruslan, David, Lozinskyy, llegó a este municipio abulense desde su querida Ucrania hace dieciséis años.

Su casa se convirtió inicialmente en una especie de albergue improvisado para diez compatriotas que tuvieron que dormir apiñados esa primera noche en la que los otros cuatro compañeros se fueron a la casa de otra familia amiga de Tetiana que, junto a su pareja, Vladislav Pouhk, se desviven por ayudarles.

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Los catorce deportistas acudieron a ella tras recibir una llamada del Consulado de Ucrania en Madrid, de manera que al encontrarse en esa zona del Valle del Alberche, pudieran contar con alojamiento en un lugar más próximo al del sitio en el que compitieron.

El rostro de una de las monitoras, Olena Dotsenko, es el reflejo del cansancio de todos estos días y, sobre todo, de la inquietud de todos ellos, que están viviendo esta tragedia lejos de sus familias en lugares como Kiev, Sumy o Jersón, entre otros puntos de Ucrania.

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Aunque reconocen que quieren regresar a su país, sus respectivas familias prefieren que sus hijos estén pasando esta situación en España, de forma que puedan retornar con ellos "cuando pase todo", señala Dotsenko, ante la bandera azul y amarilla de su país.

Desde que llegaron a El Tiemblo, reconocen que no les ha faltado de nada, ya que los vecinos de la localidad han colaborado cubriéndoles "todas las necesidades básicas", según ha explicado a la alcaldesa tembleña, Henar González.

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Durante ese tiempo, también han podido conectarse a una red wifi para estar en contacto con sus familias, que les han transmitido su deseo de que permanezcan, de momento, en España, mientras la situación sea tan complicada.

"Las familias de los niños no quieren que sus hijos vivan la guerra y pierdan la infancia", ha explicado Olena Dotsenko, con la ayuda de David Lozinskyy, que junto a su madre ha colaborado en una acogida que quieren hacer extensiva a otros compatriotas que contacten con ellos.

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Dotsenko reconoce que todos ellos están sintiendo "mucho estrés y miedo" por la situación de sus familiares y amigos en Ucrania, por eso quizá no quieran ver demasiadas noticias para "no entrar en depresión".

Así, tratan de buscar un entretenimiento a los chavales, con actividades a lo largo del día para mantener la mente alejada y no sentirse "emocionalmente peor".

En este sentido, entrenan de vez en cuando y buscan alguna ocupación a lo largo del día para mantener la cabeza ocupada, aunque resulta difícil, de ahí que mientras la monitora habla con esta agencia, algunos de ellos han pintado en sus manos un mensaje: "stop war".

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Tras agradecer la hospitalidad del pueblo español, Olena Dotsenko lamenta la situación de su familia, que lleva "cinco días en el sótano" ante los bombardeos y tiroteos que se producen en la capital de Ucrania.

Por fortuna, Tetiana Luzinska pudo traerse a su madre Valentina, de 82 años, a El Tiemblo, donde vive con ella y ahora "no para de rezar por Ucrania cada día" pidiendo que la invasión rusa acabe lo más pronto posible.