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El Rangers no hilvanaba jugadas, pero siempre llegaba con peligro. El Valencia sabía elaborar mejor el juego, pero no tuvo excesiva claridad en el ataque.

Además, el jugador local Edu, con dos impecables remates de cabeza en la misma portería del estadio, pero uno sobre la meta de cada equipo, fue el doble goleador del encuentro.

El primer tiempo ya estuvo marcado por el control del juego del equipo visitante, pero con las ocasiones y el gol para los escoceses.

Ni una sola vez llegó el Rangers a la meta del Valencia en el primer cuarto de hora. Sin embargo, entre el minuto quince y el veinte, César hizo cuatro paradas de mucho nivel en cuatro ataques consecutivos del equipo local, que sacaba el máximo rendimiento a sus acciones ofensivas.

Las posesiones del balón del Valencia eran eternas, pero el equipo no encontraba el hueco, ni por dentro, ni por fuera, para crear peligro ante la meta de McGregor.

Un córner lanzado por el eslovaco Weiss puso el 1-0 en el marcador, gracias a un potente cabezazo de Edu. Poco después, en una nueva salida a la contra del equipo local, el mismo Edu envió el balón al poste de la portería visitante.

Con esa dinámica de ataques fulgurantes de los locales y posesiones interminables pero sin efectividad de los visitantes, acabó el primer periodo.

La segunda parte empezó con la entrada de Soldado por Domínguez, aunque más importante que el cambio fue el gol en propia meta de Edu en la primera acción a balón parado del segundo periodo.

De repente, el Valencia fue otro y, de inmediato, tuvo un par de ocasiones, más de las que había sido capaz de hacer antes del descanso.

El Valencia volvió a embotellar al Rangers en su parcela, aunque con más criterio que en la primera mitad, ya que la presencia de Soldado y Aduriz sobre el terreno de juego daba más opciones al equipo español, mientras que las acciones ofensivas del Rangers era tan esporádicas como peligrosas.

La recta final del encuentro fue muy intensa, ya que el dominio del Valencia no impedía que las aproximaciones del Rangers fueran comprometidas. El partido estaba para cualquiera, para los locales por sus opciones, para el Valencia por su dominio y por las ganas que tenía de ganar el encuentro.

En la prolongación, Soldado pudo dar la victoria al Valencia, pero el portero McGregor salvó el gol.