La emoción de Busquets, el faro de España
Luis Enrique: "Es el ejemplo de lo que ha de hacer un pivote en situaciones ofensivas y defensivas"
Las lágrimas de Sergio Busquets tras ser nombrado jugador del partido ante Eslovaquia el día de su regreso, una vez superado el coronavirus, reflejaron el dolor sufrido por el capitán, el amor a una Selección y la lucha por no perderse una gran cita en la que hereda brazalete para ser el faro de España.
Con la misma ilusión que en su primera aparición con la Selección. Apuesta personal en el Mundial 2010 de Vicente del Bosque, que lo defendió a capa y espada de la crítica tras el inicio con derrota. Cuando un espigado centrocampista mostraba una madurez impropia de su juventud.
Su manejo de conceptos del mediocentro enamoró a sus técnicos desde sus primeros pasos. Once años después los mantiene intactos. También sus ganas de seguir dejando un legado eterno en la Selección. Para siempre dejó una exhibición en su estreno en la Eurocopa 2020 tras el temor de perdérsela cuando dio positivo por covid-19 nada más iniciarse la concentración.
De un largo viaje de vuelta a casa en ambulancia a comparecer ante los medios como mejor jugador del partido pasaron muchos días de soledad en los que digirió en solitario el dolor, con el apoyo diario, a todas las horas del día, del doctor Juan Cota, con el que se fundió en el abrazo más sentido el día de su regreso. Su esfuerzo se centraba en dar a los demás. Activo en el chat de los jugadores, actuando como capitán a la distancia.
Todo lo vivido afloró cuando el partido acabó, España firmó la mayor goleada de su historia en la Eurocopa y a Busquets se le juntaron tantos sentimientos que no pudo reprimir las lágrimas. "Lo he pasado bastante mal. Diez días en casa sin saber si podía volver. Todo lo que he vivido nos ha hecho crecer", reconoció.
Había tenido que pedir el cambio cuando notó que el calor y el desgaste físico comenzaba a transformarse en molestias musculares. No era necesario forzar. España ya goleada tras una clase de fútbol. Con el brazalete de capitán, aportando el liderazgo que tanto añoraba una selección muy joven. Busi desató el fútbol que se esperaba de unos jugadores que fueron más descarados sintiendo las espaldas cubiertas.
Aguantó 71 minutos en los que corrió 8.3 kilómetros, tuvo un acierto del 88% en el pase en sus 51 intentos, recuperó cuatro balones, se llevó una cartulina amarilla por una falta táctica y estuvo en todas las zonas de influencia.
Piropos de Luis Enrique
"El partido de Busquets es de manual", elogió Luis Enrique, feliz por recuperar a su faro. "Es el ejemplo de lo que ha de hacer un pivote en situaciones ofensivas y defensivas. Sabíamos la importancia de Busi para el grupo y ha estado a su nivel. Es un jugador bastante incomprendido por mucha gente porque ya estamos cansados de verlo pero es un jugador único y una garantía", añadió el técnico.
A menos de un mes para cumplir 33 años, Busquets dio el paso al frente para ser el futbolista que asume el liderazgo de una selección a la que, hasta hace dos días, se acudía a Sergio Ramos como referente. Soltó toda la tensión acumulada y, presumiendo siempre de su pasión por jugar con la selección, lanzó un mensaje de esperanza en una Eurocopa que encara con un grupo más unido que nunca donde los egos han desaparecido. Su fiel reflejo.
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