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La selección española de balonmano tratará de alcanzar este viernes (20:30) por segunda vez en su historia la gran final de un Mundial, ante un conjunto danés que se ha convertido en la gran sensación de un torneo, en el que los nórdicos cuentan todos sus partidos por victorias.

Para ello, el conjunto español deberá volver a mostrar la misma intensidad defensiva, que le permitió ahogar a rivales tan temibles como Francia, Alemania o Islandia, máxime ante un equipo como el danés, que si destaca por algo es por su veloz y variado juego ofensivo.

En ataque destaca la presencia del ex jugador del Barcelona el lateral izquierdo Mikkel Hansen, máximo anotador del equipo danés con cuarenta y nueve tantos, sin olvidar al veterano extremo, Lars Christiansen, que pese a sus 38 años se sigue mostrando infalible ante el marco rival.

Toda una prueba par los porteros españoles José Javier Hombrados y Arpad Sterbik, que según ha ido transcurriendo el campeonato ha ido afinando su puesta a punta, hasta demostrar ya en las dos últimas jornadas de la primera fase su condición de uno de los mejores guardametas del panorama internacional.

Pero Dinamarca no sólo vive de los cañonazos de Mikkel Hansen, ni de la precisión de cirujano de Christiansen, gracias al variado juego ofensivo, que le permiten realizar unos completísimos jugadores, que destacan por su riqueza táctica y depurada técnica.

De estas condiciones sacan un inmejorable rendimiento los pivotes Jesper Noddesbo y, sobre todo, Michael Knudsen, que pese a no encontrarse al cien por cien, tras una larga convalecencia, será un preocupación constante para el equipo español.

Un variado ataque que se verá ligeramente lastrado por la ausencia del central Thomas Mogensen, que se perderá lo que resta de torneo por lesión, lo que obligará a dejar el timón de juego danés en manos de Bo Spellerberg, un lateral reconvertido a central, así como en el jovencísmo Rasmus Lauge.

Tampoco podrá permitirse fallos en ataque el conjunto español, pues pocos son los equipos que castigan tanto como Dinamarca cualquier mínimo error, gracias a un fulgurante contragolpe, con los extremos Hans Lindberg y el ya mencionado Christiansen como punta de lanza.

Así, a la carrera la selección dirigida por Ulrik Wilbek, el técnico que ya llevó al equipo femenino al oro olímpico, ha logrado un gran número de los 267 tantos que han convertido a Dinamarca en la selección más goleadora del Mundial, con una media de más de treinta y tres dianas por partido.

Estos números no ensombrecen la fortaleza defensiva del equipo nórdico, que ha encontrado en el joven Niklas Landin, que pese a sus veintidós años ya acumula en Suecia su segundo Mundial, el recambio perfecto para Kasper Hvidt.

No obstante, el joven guardameta del Sikeborg, al que ya siguen todos los grandes de Europa, peca a veces de una excesiva irregularidad, que no debería desaprovechar el conjunto español, que cada vez muestra un juego de ataque más pulido.

Es fruto de la determinación y el hambre de victoria de un equipo, al que aún le duele el batacazo sufrido hace dos años en el Mundial de Croacia, y que quiere demostrarse a sí mismo y a todo el mundo, que es capaz de imponerse a cualquier rival.

Esa ambición no podrá encontrar mejor escenario que el Kristianstad Arena, donde España, ante un pabellón previsiblemente abarrotado de daneses, tratará de volver hacer historia y clasificarse de nuevo para la final de un Mundial, seis años después de lograr su primer y único título universal en Túnez 2005.