Jan Oblak |
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Jan Oblak, hoy uno de los grandes guardametas del planeta futbolístico y cuatro veces ganador del Trofeo Zamora al menos goleado de LaLiga, no tuvo un inicio fácil en el Atlético de Madrid, donde en sus primeros meses "no hablaba con nadie" y se sintió "un poco solo y triste".

Llegó al conjunto rojiblanco en julio de 2014 con 21 años, tras una tortuosa salida del Benfica portugués donde no se presentó a algunos entrenamientos para forzar la negociación. Oblak fue contratado por el Atlético a cambio de 16 millones de euros, una cifra para aquel entonces muy elevada para un portero.

Con la presión del precio pagado por su llegada y la demanda de ser el sustituto de Thibaut Courtois, uno de los estandartes del equipo que fue campeón de Liga y finalista de la Liga de Campeones el año anterior, Oblak sufrió en esa pretemporada una lesión en la cadera derecha, lo que dio la posibilidad al teórico guardameta suplente, Miguel Ángel Moyá.

"Reconozco que el inicio fue un poco complicado. Nada más llegar, me lesioné y entonces empezó a jugar Miguel Ángel Moyá, haciéndolo muy bien, todo hay que decirlo, por lo que yo me quedé en el banquillo, esperando mi oportunidad. En ese tiempo tampoco hablé mucho, ni con Simeone ni con nadie", explicó el esloveno, cinco años después de aquello, en una entrevista al Club del Deportista.

Para colmo, el debut del guardameta centroeuropeo no pudo ser menos afortunado: fue titular en la primera jornada de la Liga de Campeones, en Atenas ante el Olympiakos, y recibió tres tantos, para la derrota por 3-2 del conjunto colchonero. No volvería a jugar hasta seis meses después.

"Era un chico que llegaba nuevo, empezaba con el español y no lo controlaba como para poder comunicarme bien. Necesitaba más tiempo. Además, empezaba a escuchar las primeras dudas sobre mí. Me encontré un poco solo y triste, así que me dediqué a trabajar y a esperar mi oportunidad", rememoró Oblak.

Con Moyá cuajando una gran temporada en la portería rojiblanca, la oportunidad para Oblak llegó en un momento tan inesperado como relevante: la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones ante el Bayer Leverkusen en el estadio Vicente Calderón.

El Atlético llegaba a la resolución del cruce con un 1-0 adverso en tierras alemanas, y a los 20 minutos Moyá notó un pinchazo en el muslo izquierdo en una carrera de pocos metros. Prácticamente sin calentar, Oblak saltó al césped. Los rojiblancos igualaron la eliminatoria siete minutos después con un gol de Mario Suárez, pero no consiguieron anotar el segundo que le daría la clasificación.

Tanda de penaltis

Tras el tiempo añadido, llegó la tanda de lanzamientos de penalti: Raúl García falló el primero, pero Oblak respondió despejando el primero del Bayer, lanzado por el turco-germano Hakan Calhanoglu. Los fallos posteriores del turco Ömer Toprak y el alemán Stefan Kiessling darían el pase a cuartos al Atlético, con el guardameta esloveno elevado a la categoría de salvador.

"Sabía que solo necesitaba la oportunidad para agarrarla con las dos manos y demostrar a todo el mundo que se estaba equivocando", reflexionó el guardameta, estabilizado como uno de los mejores del mundo en su puesto y con la vitola de pieza clave en el esquema del Atlético.

Un conjunto rojiblanco que tras la pasada temporada perdió a gran parte de las piezas clave de los últimos cursos, como el delantero Antoine Griezmann, el defensa Diego Godín, el brasileño Filipe Luis o Juanfran Torres, bajas que llevan al portero a pedir "tiempo para construir un nuevo grupo".

Nueva base

"Ha habido muchos cambios, y se necesita tiempo para construir un nuevo grupo. Una base nueva y sólida, porque la que has tenido los últimos siete años ya no la tienes. Y los inicios, como me sucedió a mí, pueden ser complicados, difíciles", opinó.

No obstante, Oblak se muestra optimista sobre cómo puede acabar el Atlético la temporada. "Creo que Simeone y todos estamos haciendo un trabajo muy bueno para hacer un bloque fuerte, y no tengo ninguna duda de que las cosas van a ir de menos a más y vamos a acabar donde queremos acabar"; agregó.

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Un conjunto rojiblanco que, hoy por hoy, no pasa su mejor momento, tras romper una racha de cuatro partidos sin ganar y tres sin marcar el miércoles ganando al Lokomotiv de Moscú ruso, un triunfo que le permite acceder a los octavos de final de la Liga de Campeones.

"En esta temporada es un poco más complicado por los cambios que hemos tenido, pero estamos jugando un buen fútbol y seguro que al final de la temporada sorprenderá, para bien, cómo vamos a acabar. No tengo ninguna duda de mis compañeros. Al revés, tengo mucha fe en ellos", aseguró, rotundo, el portero esloveno.

Tímido y reservado

Con la etiqueta de tímido y reservado, Oblak asegura que no es "tan serio como la gente piensa" y ambiciona añadir más títulos a la Liga Europa y las dos Supercopas (de España y de Europa) que ha obtenido hasta ahora en el Atlético, ya que considera que no ha conseguido en el terreno de juego todo lo que le gustaría.

"No he conseguido todo lo que me gustaría, y por eso no estoy satisfecho, pero no tengo ninguna duda de que al final de mi carrera sí lo estaré. Sé que voy a conseguir mucho más", manifestó el portero esloveno del Atlético de Madrid, una estrella que supo sobreponerse a un inicio duro en el equipo rojiblanco.