La liberación de Joao Félix
El 6-1 al Granada lo dirigió un hombre por encima de todos, el delantero portugués Joao Félix, que reinició LaLiga Santander con mucha más determinación de lo que terminó la pasada temporada, resurgido por talento, desborde, regate, visión y atrevimiento como el líder de la contundente victoria de su equipo.
Superada la adaptación, los altibajos y las dudas de su primer curso, cuando logró una buena marca de nueve goles, pero ni fue tan decisivo ni tan concluyente como se intuía al principio -ni siquiera fue tan indiscutible en el once, con su suplencia por ejemplo ante el Leipzig en la Liga de Campeones-, su regreso ha sido imponente.
No sólo por el penalti que provocó con 1-0 -fallado después por Saúl Ñíguez-, ni siquiera por la sensacional jugada colectiva que él inició y que él casi terminó, con una magnífica asistencia para el 2-0 a Ángel Correa, en el inicio del segundo tiempo; ni tampoco por el 3-0 que definió con solvencia y un recorte que dejó por el suelo a Vallejo, sino por el caudal de juego que canalizó en 71 minutos.
Entre líneas, en el ataque, en el lado izquierdo o en el derecho, Joao Félix fue el faro sobre el que sustentó y dirigió la ofensiva el conjunto rojiblanco, indetectable todo el primer tiempo para el Granada y con una transcendencia absoluta para el Atlético, sobre todo cuando conecta con él entre líneas y con opciones de progreso.
"Es un jugador de muchísima calidad y muchísimo talento. Intentamos ajustar en la segunda parte cambiando el posicionamiento, pero encajas el gol enseguida y ellos con el marcador a favor han estado mucho mejor", asumía en la rueda de prensa telemática Diego Martínez, el entrenador del Granada, preguntado por tal situación.
Joao Félix encaró diecisiete duelos y ganó trece; dio 35 pases, de los que 28 fueron cortos; no incurrió ni una sola vez en fuera de juego; tiró tres veces, una sola a portería que justo fue gol; provocó un penalti y dos tarjetas amarillas rivales; regateó cuatro veces con éxito, sólo superado por Yannick Carrasco en el Atlético; y recuperó seis balones, el cuarto que más lo hizo en todo su equipo, según las estadísticas oficiales publicadas por LaLiga.
Y se divirtió. Hubo paredes por todo los sectores del ataque, movimientos de ruptura, un sombrero pleno de calidad y agilidad en el medio campo, el balón picado perfecto con el que asistió a Correa y una cantidad de detalles que transformaron su estreno del curso en quizá su partido más completo hasta ahora vestido de rojiblanco.
Hay algún ejemplo más en la pasada campaña, en la que jugó 36 choques, 28 de ellos como titular y nada más seis completos (fue cambiado en 22 y otros ocho los comenzó en el banquillo), con nueve goles que le convirtieron en el segundo mejor en ese sentido del equipo, sólo superado por Álvaro Morata (16), hoy en el Juventus.
Pero en todo ese recorrido fueron quizá más momentos puntuales de detalles plenos de clase que de la participación, constancia e intervención en el juego de ataque, en la transición ofensiva y en el desborde que demostró este domingo, justo cuando la presión está al acecho para que ésta sea la temporada de su eclosión definitiva.
A ello apunta. "El Joao de hoy -por este domingo- fue seguramente uno de los partidos que más feliz se le vio dentro del campo. Se lo veía libre para jugar a la pelota y al fútbol. Eso es lo que necesitamos de él", remarcó Diego Simeone, su entrenador, tras el triunfo por 6-1... Y la liberación del internacional portugués.
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