Torrejón de Velasco y la tradición de votar a la derecha
FRAN SERRATO
Un descubrimiento en el verano de 1991 cambió la historia de Torrejón de Velasco para siempre. La empresa Tolsa realizaba prospecciones en busca de un mineral llamado sepiolita a las afueras del municipio, en el Cerro de los Batallones, cuando de forma fortuita sus trabajadores encontraron una gran concentración de fósiles. Unas semanas más tarde, paleontólogos del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid comenzaron una excavación. Hoy es el yacimiento del Mioceno más importante del mundo y está a solo siete kilómetros de esta localidad de 4.400 habitantes que limita con Castilla-La Mancha.
Los orígenes de Torrejón de Velasco se remontan a la noche de los tiempos. No se puede establecer de forma concreta su fundación, pero algunas fuentes señalan que el primer asentamiento es obra de una avanzadilla militar romana. Luego vivirían los visigodos y se convertiría en un lugar estratégico durante la dominación musulmana y la Reconquista. Este es un pueblo con historia, por eso cuenta con importantes monumentos, como el castillo de Puñonrostro, con su famosa Torre del Homenaje, o la Iglesia de San Esteban Protomártir. Sus habitantes se han dedicado tradicionalmente a la agricultura, aunque con los años han ido mudando su actividad. Lo que no cambia, elección tras elección, es el sentido mayoritario del voto.
“Este es un pueblo de derechas. Ha mandado siempre y seguirá mandando, porque el capital es muy fuerte. De hecho, hay familias que están a malas por las herencias”, explica un jubilado extremeño que se mudó hace medio siglo a este municipio al sur de Madrid. “Aquí hemos sido toda la vida de derechas”, declara una señora. “Desde tiempos de los romanos”, bromea otro vecino que se introduce en su coche con sigilo. “Es de derechas porque siempre gana el PP”, aclara un militante del partido de Isabel Díaz Ayuso. Lo hacía con mayor holgura hasta la irrupción de Vox.
En las municipales de hace dos años, la formación de Rocío Monasterio consiguió dos concejales. La victoria correspondió nuevamente al PP, que se hizo con cuatro de los 11 ediles en juego. De esa manera dejaba de revalidar las mayorías absolutísimas de las que venía disfrutando desde 2007 (antes también ganaba los comicios, pero no con tanta diferencia). En las autonómicas de 2019, celebradas ese mismo día, Vox se convirtió en la tercera fuerza de la localidad, tras PP y PSOE. Conquistó el 17% de los votos en Torrejón de Velasco, su mejor resultado porcentual en toda la región.
“Prometía que no permitirían más inmigrantes”, sostiene un vecino sobre el posible motivo del aumento. “Fue un boom. Mucha gente se animó porque hay muchas okupaciones y delincuencia”, le secunda su esposa. Sin embargo, admiten que en Torrejón de Velasco solo existe una vivienda okupada. “Mucha gente optó por Vox por descontento”, insiste un jubilado mientras limpia los cristales de sus gafas. Ha comenzado a llover y las calles se asemejan a las de un pueblo fantasma. “No creo que la gente vuelva a votarles en masa. Solo lo harán los más cerrados”, indica otro vecino sobre sus sensaciones con Vox. “El voto útil es Ayuso. La derecha lo que tiene que hacer es unirse”, solicita un militante del PP en la localidad.
Una mujer afirma que dará su voto a Ayuso, pero le pide que pacte con Vox. “Hay cosas en las que estoy de acuerdo con ellos. En otras no porque son muy radicales”, prosigue. “Esa gente no condena el franquismo”, le recuerda un amigo. “Yo tengo 67 años y tampoco lo condeno. Yo no puedo hablar mal de él”, responde ella.
El jubilado extremeño, octogenario ya, se apoya sobre su bastón y afirma que Vox va a tener menos votos que en los pasados comicios. “Son unos provocadores. Fíjate la que liaron el otro día en Vallecas”, reconoce. Él tiene muy clara su opción: “Soy socialista. He votado y votaré toda mi vida al PSOE”. Y concluye: “Ser pobre y de derechas es ser tonto”. El hombre afirma que en Torrejón hay mucho obrero que vota a la derecha, pero que apenas hay inmigrantes, por lo que “el discurso se les cae”. Sin embargo, otros vecinos sí creen que la ultraderecha volverá a tener buenos resultados porque son “muy activos” en el pueblo. “No me gustan los radicales, así que no serán mi opción”, admite un hombre. “A mí me gustan, pero votaré por Ayuso. Ha hecho muchas cosas, como permitir que abra la hostelería”, reconoce otra vecina.
A unos pasos, en los balcones de la Plaza de España, cuelga un enorme cartelón que da las gracias a Ayuso por “salvar la hostelería”. “Lo ha puesto el Ayuntamiento”, revela el propietario de Casa Goyo. Su voto, avanza, será para Ciudadanos. Quienes optarán por las opciones de derecha no tienen miedo de proclamar su voto. En cambio, quienes piensan hacerlo en otra dirección se muestran menos receptivos. “No lo voy a decir. En este pueblo no”, indica un jubilado.
Una mujer que viene de hacer la compra ahonda en esa decisión: “Tengo claro mi voto, pero no lo diré”. Antes de marcharse susurra que le gustaría que Ángel Gabilondo, el candidato socialista, se convirtiera en presidente. Todo está abierto hasta el 4 de mayo. Lo que sería una auténtica sorpresa es que la izquierda ganara en esta localidad que vota a la derecha por tradición.