Para Manuela Carmena no existe en su vocabulario la palabra jubilación, al menos en un sentido estricto de la palabra. A sus 75 años afronta sus segundos comicios municipales con el propósito de ser reelegida en el cargo de alcaldesa de Madrid. Y esta vez con pleno control sobre las listas. Si esto ocurriese y el 26 de mayo Más Madrid se alzara con el triunfo en la capital, la alcaldesa cerraría su mandato a la provecta edad de 79 años.
En los últimos meses la alcaldesa ha sufrido varios percances físicos, pero de todos se ha recuperado para seguir en la primera línea. La pasada Navidad Carmena sufría una aparatosa caída que la llevaba al hospital con el resultado de un tobillo roto. En septiembre también había sufrido otro accidente similar. La 'abuela', como la apodan sus enemigos políticos, ha demostrado una capacidad de resistencia encomiable.
Una vida marcada por el idealismo
Los ideales políticos y sociales han marcado la vida de Manuela Carmena. Nacida en 1944 en Madrid, es hija de un tendero acomodado de la Gran Vía. Se licenció en Derecho en 1965 y ese mismo año se afilió al Partido Comunista de España. Dos años más tarde se casa con un funcionario republicano.
Su militancia y su labor como abogada laboralista pudo costarle la muerte. En 1977 el despacho donde Carmena trabajaba en la madrileña calle de Atocha sufre un atentado por parte de elementos de la extrema derecha. Pero ese día la joven abogada no estaba en su puesto de trabajo. El episodio la marcó para siempre. En 1981 abandona las filas del PCE y cambia el ejercicio de abogada laboralista por la carrera judicial.
Fundadora de Jueces para la Democracia
En su labor de jueza, Carmena pronto se hace famosa por su implacable lucha contra la corrupción. Durante esa etapa fueron polémicas sus opiniones sobre la legalización de las drogas, el aborto o el terrorismo. La alcaldesa nunca abandona del todo la política. Y así se hace con un puesto como independiente en el entorno de Izquierda Unida y es nombrada vocal del Consejo del Poder Judicial.
En 1983 Carmena es una de las fundadoras de Jueces para la Democracia. También fue presidente-relatora del Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de la ONU. En esa condición visitó las Repúblicas de Colombia, Guinea Ecuatorial, Honduras, Nicaragua y Sudáfrica, entre otros países. En 2010 se jubiló del mundo de la judicatura.
Fue juez de vigilancia penitenciaria y titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Madrid y elegida juez decana de Madrid en 1993. Si en 1986 recibió el Premio Nacional Derechos Humanos, en el 2011 todavía recibía el premio Scevola "de la Ética y la Calidad de los Profesionales del Derecho".
Un reclamo para la izquierda
Aunque de entrada se mostró reacia a aceptar entrar en las listas de Ahora Madrid, finalmente aceptó la propuesta y consiguió aglutinar a buena parte de la izquierda madrileña y desbancar a Esperanza Aguirre en la lucha por la alcaldía.
Cercana y cariñosa en lo personal, Carmena también puede ser punzante e irónica. Y aunque para muchos cultiva una imagen de despistada y de vez en cuando sorprende con ideas al menos chocantes (que todos los bares madrileños utilicen las mismas servilletas o un concurso para niños de recoger colillas, entre otras) lanza dardos cuando es necesario, especialmente contra la oposición. No obstante, su espontaneidad se ha ido aminorando con el tiempo, evitando así las burlas de la oposición, que no han dudado en tachar muchas de sus ideas de 'carmenadas'.
Ahora, la jueza incombustible la activista por los derechos humanos, la emprendedora social (tiene una tienda sin ánimo de lucro de ropa infantil) se enfrenta a su momento decisivo. Carmena no se jubila. Solo lo haría si no repite como alcaldesa, pues ya ha reconocido que no se quedaría como jefa de la oposición.
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