Ella lo tiene claro: “Vox va a ser determinante para gobernar en Madrid". Lo dijo en Telemadrid en el mes de febrero. Los resultados de las elecciones generales del 28-A atestiguan que podría tener razón. Vox consiguió cinco diputados por Madrid en la carrera de San Jerónimo, gracias a los casi 500.000 madrileños que depositaron la papeleta verde en las urnas. Con estos resultados, la voz del partido de Santiago Abascal llegará a la Asamblea de Madrid y la pondrá Rocío Monasterio (45 años), una de sus dirigentes más controvertidas y reconocibles.
Rocío Monasterio, presidenta de Vox en la Comunidad de Madrid y responsable de Asuntos Sociales, nació en la Cuba de Fidel Castro en 1974. Precisamente sería el asunto cubano quien la daría a conocer en 2016 en una intervención en Hispan TV como una aguerrida política sin complejos. Asidua por entonces a tertulias políticas, su intervención, muy celebrada, en la que criticó con dureza al dictador cubano recientemente fallecido, corrió como la pólvora por las redes sociales. En ella, Rocío Monasterio ya mostraba visos de lo serían las formas de la 'nueva derecha' que había llegado a España. Una derecha de verbo provocador, argumentos afilados y mensajes emocionales, que se mueve como pez en el agua en la controversia.
Y allí vimos ya las trazas de una política de ideas claras y nada complaciente, convertida, con el paso del tiempo, en azote de ese feminismo que considera radicalizado. Un feminismo al que no deja de acusar de querer imponer a las mujeres su “ideología de género” y “proyecto totalitario”.
Por eso, Rocío Monasterio no tiene reparos en confesar que no celebra el Día de la Mujer. Y por eso, cuando se refiere a su profesión, apuesta por utilizar la palabra arquitecto y no arquitecta. Y es que Rocío Monasterio es licenciada por la Universidad Politécnica de Madrid, donde se especializó en Ordenación del Territorio, Urbanismo y Medio Ambiente. En el año 2000 fundaría el estudio de arquitectura e interiorismo ‘Rocío Monasterio y Asociados’.
Empresaria, madre de familia numerosa (tiene cuatro hijos) y política, siempre ha mostrado su firme oposición a la ley de Violencia de Género, erigiéndose en sus intervenciones como una defensora a ultranza de la familia y contraria al aborto. Lo hace, sin reparos, con convicción, levantando polémicas y huyendo de lo que considera políticamente correcto.
Y, en esa línea, elevando el tono, no tiene reparo alguno de acusar al PP de Madrid de querer adoctrinar a los niños con la puesta en marcha de talleres LGTBI en los colegios madrileños; de señalar a Ciudadanos, a cuenta de la gestación subrogada, por querer - dice- comprar "niños como el que compra un zapato"; o de cuestionar el cambio climático para criticar 'Madrid Central', producto que considera ejemplo de “la política de prohibición de Carmena”.
Si se le pregunta sobre el temor que despierta Vox y sus propuestas en el seno de la izquierda, señala sin ambages que le parece fenomenal “porque venimos precisamente a confrontar esas políticas”. Y con la misma claridad, Rocío Monasterio se muestra partidaria de trasladar el desfile del Orgullo Gay a la Casa de Campo para no dar “una imagen degradante”, o de expulsar a los inmigrantes sin papeles y manteros porque "no pueden competir contra nuestros comerciantes".
Tras las elecciones, y si las encuestas aciertan, la Asamblea de Madrid se llenará con Rocío Monasterio de controversia, de discusión y debates sin sutilezas. Mientras llega el momento, ella sigue definiéndose como una mujer "constructora de ideas y realidades". "Ilusionada -dice- con mejorar España".
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