Albert Rivera, presidente de Ciudadanos |
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Alberto Carlos Rivera Díaz, popularmente conocido como Albert Rivera, es el prototipo del político ecléctico. Barcelonés de 39 años, con cuatro abuelos andaluces, ha militado en las Nuevas Generaciones del PP y en la UGT, antes de asumir la presidencia de Ciudadanos.

Hijo único, sus padres Agustín y María Jesús pronto comprendieron que su hijo apuntaba a metas diferentes que las del pequeño negocio familiar de venta de electrodomésticos que regentaban. El joven Albert se matriculó en 1997 en la facultad de Derecho de ESADE, en la Universidad Ramón Llull, donde se licenció en 2002.

Durante su etapa universitaria, Rivera participó en la Liga de Debates Universitarios, cuyo título nacional ganó en el año 2001 en Salamanca, donde tuvo que defender la legalización de la prostitución.

Presidente por accidente

En esa época, Rivera coincide con el expolítico del PSUC y profesor de Derecho Constitucional, Francesc de Carreras, que junto a Arcadi Espada y Albert Boadella, serán promotores del manifiesto 'Ciutadans de Catalunya, Ciudadanos de Cataluña', germen del futuro Partido de la Ciudadanía/Ciudadanos que, desde 2006 presidirá "por casualidad". "Yo no quería ser candidato. Pero al no haber acuerdo, por casualidad en un congreso, eligieron a los quince primeros por orden alfabético de la ejecutiva. Y como no había acuerdo para presidente, me pusieron ahí. Me fui un viernes a un congreso de un partido y regresé siendo el elegido”.

El joven Rivera se sentía como pez en el agua. No en vano, en su adolescencia, se proclamó dos veces campeón en braza de Cataluña, disciplina que abandonaría por los estudios universitarios, para jugar al waterpolo en el Granollers, durante seis años.

Tras un Erasmus en la Universidad de Helsinki (2001) y con el título de abogado bajo el brazo, Albert Rivera accede por oposición a una plaza de asesor jurídico en La Caixa (2002-2006), de la que obtendrá excedencia para concurrir como candidato de Ciudadanos a la presidencia de la Generalitat de Cataluña en las elecciones de 2006.

En una Cataluña, marcada por los escándalos de los Pujol, Albert Rivera sabrá abrirse hueco, con un cartel en el que aparece "en cueros" tapándose "las vergüenzas", y que reproducen todos los periódicos de la época. Es su campanada para darse a conocer.

Rivera entra con tres escaños en el Parlament, donde a menudo compagina el catalán con el castellano en sus intervenciones, que no pasan desapercibidas.

En marzo de 2008, se presenta al Congreso como cabeza de lista de su partido por Barcelona, pero no sale elegido. Obtiene menos de 21.000 votos.

En junio de 2009, Ciudadanos concurre a las elecciones europeas con Libertas, un extraño proyecto que lidera en España Miguel Durán, expresidente de la ONCE y Tele5. Este acuerdo, que relegaba a la segunda posición al candidato naranja, José Manuel Villegas, provocó marejada interna en Ciudadanos, hasta el punto de que los dos diputados catalanes que compartían escaño en el Parlament con Rivera abandonaron sus cargos. La empresa se zanjó con un sonoro fracaso: menos de 23.000 votos. "Estuvimos muy tocados, graves, en la UCI", recuerda Rivera. “Me sometí a una moción de confianza entre los militantes del partido y cambiamos más de la mitad de la Ejecutiva".

Pese al 'cacharrazo' y con el olfato desarrollado en un máster de Marketing Político en la Universidad George Washington (2009), Rivera se rearma. Ha empezado a hacerse un hueco en tertulias televisivas de diversas cadenas nacionales. Para rematarlo, sale a hombros por su defensa de la Fiesta nacional en Cataluña, en la última corrida de toros celebrada en la Monumental de Barcelona el 26 de septiembre de 2010, junto al diputado del PP Rafael Luna y al torero Serafín Marín. Incluso, se convierte en jurado del programa 'Talent Show' de Mercedes Milá.

En 2010, vuelve a concurrir como candidato a la Generalitat, tras unas primarias. Obtiene 3 diputados y logra, discretamente, "salvar los muebles".

En mayo de 2011, Ciudadanos se presenta a las municipales. Intenta concurrir con UPD, pero fracasa. Sus candidaturas son testimoniales. En Barcelona, Jordi Cañas obtiene 11.742 votos y no alcanza el acta. Nuevo batacazo.

La estabilidad

De esas fechas, es su primera relación sentimental estable con Mariona Saperas (2010-2013), con quien tendrá su única hija, Daniela, el orgullo del padre separado. Luego vendrán otras relaciones con Beatriz Tajuelo (2015-18) o con la cantante Malú, con quien se le vincula en la actualidad.

Las dificultades de Artur Mas para gobernar en minoría, los efectos de la crisis económica y la negativa del PP a respaldar el Pacto Fiscal catalán desembocaron en la convocatoria anticipada de elecciones en Cataluña, dos años después de las anteriores. Albert Rivera vuelve a encabezar la lista de Ciudadanos en noviembre de 2012 y esta vez, sí, triplica sus resultados. Obtiene 9 escaños y 275.000 votos.

La alegría pronto se verá truncada. El 23 de enero de 2013, durante el primer pleno de la X legislatura, el Parlament aprobó la Declaración de Soberanía y del derecho a decidir del pueblo de Cataluña con 85 votos a favor de los 135 representantes en la Cámara. “Esto es un delirio en sede parlamentaria. El derecho a decidir no existe, se lo han inventado ustedes", sostuvo Rivera, que proclama “esto solo es teatro". Pero no lo era y pronto se dará cuenta.

En julio de 2015, su partido le elige candidato a presidente del Gobierno para las elecciones generales que habrán de celebrase el 20 de diciembre. Compite con 5 candidatos internos y obtiene 2.900 avales de los 3.031 posibles. Abandona el Parlament catalán y se traslada a Madrid, dejando el grupo en manos de Inés Arrimadas. En las elecciones obtiene más de 3,5 millones de votos y 40 diputados en el Congreso, de ellos 7 por Madrid y 4 por Barcelona. Rivera respira: Ciudadanos es ya la cuarta fuerza política en España y él se ha convertido en uno de los dos líderes emergentes, junto a Pablo Iglesias de Podemos, mientras los dos partidos mayoritarios se desangran.

Lo que no sabe es que la Legislatura se frustra. Rajoy se hace el gallego y rechaza el encargo real de formar Gobierno. Sánchez a un paso adelante y lo intenta.

Sin caballo ganador

El 24 de febrero de 2016, dos jóvenes dirigentes, Sánchez y Rivera, comparecen en el Congreso para firmar las bases de "un gobierno de progreso". Sonrientes, posan ante el cuadro de 'El abrazo' de Juan Genovés en el Congreso. El acuerdo asegura el apoyo de los de Ciudadanos a Sánchez para una eventual investidura, a cambio, del rechazo frontal a la consulta soberanista en Cataluña, entre otras cuestiones. Esa misma tarde, Pablo Iglesias lo dinamita. Podemos rompe indignado la negociación con el PSOE. Sánchez se presenta a la Investidura y pese al apoyo de Ciudadanos, no suma los apoyos necesarios. Sánchez y Rivera tendrán que esperar.

Ante la imposibilidad de formar Gobierno, las elecciones se repiten en diciembre de 2016. PSOE y Ciudadanos ven mermadas sus expectativas. Rivera pierde 8 diputados y casi 400.000 votos. Por delante tenía la que resultaría ser una Legislatura histórica, que concluyó con la primera moción de censura victoriosa en el Congreso que acabó con la presidencia del 'popular' Mariano Rajoy y la investidura como presidente del Gobierno de Pedro Sánchez (2018). Rivera no lo apoya y mantiene un agrio enfrentamiento con ambos presidentes. "El PP y el PSOE son partidos en decadencia", sostiene.

Autodeclarado agnóstico y republicano, Rivera le gusta vivir al día, como prueba su declaración de bienes. Con unos ingresos de más de 87.000 euros anuales declarados en 2015, el político que vive de alquiler, es copropietario de dos viviendas sobre las que pesan sendas hipotecas de 471.000 euros y confiesa unos ahorros de 5.500 euros.

Acostumbrado a pescar a derechas e izquierdas, de cara a las próximas elecciones del 28 de abril y a la vista de los antecedentes, muchos se preguntan aun por sus intenciones, pese a su compromiso expreso de no pactar con el "sanchismo".