Santiago Abascal, la Vox de los 'debates prohibidos'
Dio la sorpresa en las elecciones autonómicas de Andalucía y desde entonces el líder de Vox, Santiago Abascal Conde, se ha hecho famoso en todo el ámbito político y social.
Los doce escaños que tiene en el Parlamento andaluz han sido no sólo suficientes para darle a conocer en toda España, sino providenciales en la influencia política conseguida, ya que debido a este ascenso se produjo el vuelco histórico en esta comunidad con la salida del PSOE tras 36 años anclado en el poder.
Este logro y la posibilidad de que Vox, un partido ya situado en la curva ascendente de las encuestas, repita el escenario en otras comunidades autónomas y en las elecciones generales hacen que Abascal centre el interés sobre su persona, ya que, por el momento, las pretensiones y propuestas de su partido se conocen a través de sus declaraciones.
En realidad, y aunque es ahora, por las especiales circunstancias políticas, cuando Santiago Abascal ha logrado relevancia, no se trata de un político recién llegado. Todo lo contrario, lleva desde los 18 años en política y tiene lo que se llama una larga trayectoria, pero no en el reciente Vox, claro, sino en el Partido Popular, de donde procede.
Nacido en Bilbao el 14 de abril de 1976, la carrera de Abascal se ha desarrollado por completo en el PP, donde ha ocupado cargo tras cargo público tanto en el País Vasco como en la Comunidad de Madrid, hasta que abandona la militancia del partido en noviembre de 2013.
Un cargo tras otro
El padre de Abascal, Santiago Abascal Escuza, fue miembro relevante de Alianza Popular y de su ejecutiva en el País Vasco durante muchos años y su hijo siguió sus pasos afiliándose en 1994, cuando ya Alianza Popular era el Partido Popular.
Desde entonces ha sido casi de todo en este partido, desde concejal en el Ayuntamiento de Llodio a diputado en el Parlamento vasco en sustitución de compañeros del PP, porque aunque se presentó en la lista por Álava en 2009, no fue elegido.
También ocupó diversos cargos en el partido, donde fue presidente de Nuevas Generaciones del Partido Popular del País Vasco hasta 2005, miembro de la Junta Directiva Nacional del PP hasta que se dio de baja, y miembro de la ejecutiva del Partido Popular del País Vasco.
La amenaza del terrorismo de ETA ha marcado, sin duda, la vida de Abascal. Una amenaza a la que nunca ha dejado de hacer frente. Recientemente, el 22 de septiembre del 2018, hizo una excursión a la montaña y puso una foto con pintadas de ETA y con el siguiente texto: "Esto me he encontrado hoy cuando alcanzaba la cima de una montaña. El odio y el terror separatista perviven. Pero con más fuerza pervive nuestra voluntad de vencerlos y de defender la unidad de nuestra Patria”.
Por esta amenaza de ETA, reconoce Abascal que va armado, en concreto porta una ‘Smith & Wesson’, para la que tiene licencia de armas, desde que dos comandos terroristas entraron en la tienda de su padre en Amurrio. Ha dicho el líder de Vox que entonces fue por proteger a su padre y ahora piensa en sus cuatro hijos.
También él ha sufrido la amenaza terrorista y reconoce que “marca vivir con escolta”. Asegura que entró en política “porque mi padre me lo pidió” y recuerda que por este hecho “éramos personas estigmatizadas”.
Armas para autodefensa
“Tenía miedo de que le mataran”, ha dicho en varias ocasiones en referencia a su padre, quien, según recuerda, estaba en el punto de mira de los terroristas que pensaban atentar contra él mientras montaba a caballo. Dice Abascal que el atentado no se produjo porque, por fortuna, la Guardia Civil abatió antes a los terroristas que lo perpetraban.
Quizá por ello defiende que todos ciudadanos puedan ir armados. Abascal ha pedido un “cambio radical urgente en la ley para que los españoles puedan disponer de un arma en su casa” que puedan “utilizar en situaciones de amenaza real” para su autodefensa.
Precisa Abascal que no se refiere a portar armas en la calle, sino que personas que han sido atacadas en su casa puedan usarlas y “tengan derecho a defenderse sin pasar por un infierno judicial”.
Discreta vida familiar
Santiago Abascal, que se confiesa creyente, es licenciado en Sociología por la Universidad de Deusto. Mantiene que fue un estudiante normal, tan normal que reconoce que en la adolescencia “no fui un ejemplo”. Se enamoró pronto y en 2002 contrajo matrimonio civil por primera vez, fruto del cual tiene dos hijos.
Luego se divorció de su primera mujer en 2010 y contrajo nuevo matrimonio en junio de 2018, con dos hijos en común, con la ‘influencer’ Lidia Bedman. Sus cuatro hijos van desde los 14 del mayor a los 3 años del menor.
Le gusta el montañismo y también el deporte, pero no es fanático del fútbol pese a que se confiesa del Real Madrid. Su pasión va más por el lado de las motos; tiene más de una, incluso de colección. Y también le gusta la jardinería y en concreto los bonsáis como a Felipe González. Ha llegado a plantar unos 40 a los que ha dedicado atentos cuidados.
Un discrepante acogido en Madrid
Pero volviendo a su trayectoria, pasó el tiempo y las cosas en el PP del País Vasco cambiaron. Poco a poco, Abascal, cercano a María San Gil cuando ésta presidió su partido, se fue haciendo discrepante con la línea oficial del Partido Popular del País Vasco en la época de Antonio Basagoiti. “La gota que llenó el vaso fue cuando se traicionó a María San Gil”, ha manifestado respecto a su decepción con la política que su partido llevaba en el País Vasco que se agravó cuando se excarcelaron terroristas de ETA.
En consecuencia decidió “emigrar” a Madrid donde contaba con la amistad de Esperanza Aguirre que gobernaba en la Comunidad desde octubre de 2003. Abascal fue nombrado director de la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid.
Después Abascal dejó ese cargo y se aupó a uno nuevo: fue nombrado director de la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio Social en abril de 2013, una fundación sin actividad conocida aunque con una subvención de la Comunidad de más de 180.000 euros, de los cuales 82.491 fueron para su sueldo.
Una situación quizá muy cómoda política y económicamente para Abascal, pero que no colmaba sus aspiraciones, Además, seguía discrepando de la línea política oficial del PP, y ya no sólo en lo referente al País Vasco. No le gustaba la estrategia nacional de su partido. Por entonces había puesto en marcha ya la Fundación para la Defensa de la Nación Española.
Carta a Rajoy
Así pues en noviembre de 2013 anunció su abandono de militancia en el Partido Popular alegando diferencias irreconciliables con su dirección y lo hizo escribiendo una ‘carta de despedida’ a Mariano Rajoy el 22 de noviembre de ese año.
Abascal, que dejó también su cargo en la Comunidad de Madrid en esas fechas, no estaba de acuerdo con casi ninguna actuación de la dirección de su partido, ni con la política antiterrorista frente a la banda terrorista ETA del Gobierno de Mariano Rajoy y del Partido Popular del País Vasco, ni en los casos de corrupción como Gürtel, ni con la política frente a los nacionalismos vasco y catalán y la unidad de España. Así que acusó a Rajoy de "traicionar las ideas" del PP.
"Al final, la voz de la mayoría de españoles se oirá entre las tinieblas a las que el sectarismo de José Luis Rodríguez Zapatero y tu fatalismo, presidente, nos han condenado", decía en ella.
Abascal fue mucho mas allá contra el que había sido hasta ese momento su líder y, ya siendo dirigente de Vox, presentó una querella contra Rajoy nada menos que por "dejación de funciones" por no aplicar de una vez en artículo 155 en Cataluña y por no proceder a detener a Puigdemont y a su gobierno por sedición y rebeldía. Y ahí quedó eso.
La ‘vox’ de los exmilitantes del PP
Apenas unos días después, el 17 de diciembre de 2013, Abascal, junto con José Antonio Ortega Lara, Ignacio Camuñas y José Luis González Quirós, todos ellos exmilitantes del PP, registró el partido Vox ante el Ministerio del Interior, un partido con el objetivo de defender la unidad de España y postularse como una alternativa al PP y al PSOE, para regenerar la democracia.
El nombre elegido para el nuevo partido, Vox, está traído del latín, y significa eso, ‘voz’. Con ello manifiestan que el propósito es justamente ese, tener voz, hacerse oír.
Un mes después, en enero de 2014, Abascal y todos los demás fundadores presentaron en público el nuevo partido Vox que tiene, y presume, de un ideario de extrema derecha, con un discurso de tintes xenófobos, una defensa exacerbada de la nación española y la descalificación del Estado autonómico. Sobre esto último, Vox predica directamente su desaparición.
Asalto al poder
No tardó Abascal en acceder al más alto cargo en Vox. Se fue haciendo poco a poco con el control absoluto de su nuevo partido y pasó enseguida de ser su secretario general a presidente nacional en 2014, cargo en el que permanece. Toda vez alcanzado el control se presentó a varias elecciones, las europeas de 2014 y las generales de 2015 y 2016, encabezando la lista por Madrid. Aunque sus resultados no fueron nada buenos, Abascal ya estaba lanzado.
El ‘susto’ de Vistalegre
El 7 de octubre de 2018 Vox llenó el estadio de Vistalegre de Madrid de simpatizantes y banderas y dejó boquiabiertos al resto de partidos políticos que vieron con preocupación cómo se materializaba el crecimiento de la ultraderecha en España. Precisamente, sacó músculo en el mismo lugar donde nació Podemos.
En este sentido Vox, se diferencia poco o nada de los partidos ultraderechistas europeos también en auge, ya que mantiene sus mismas posiciones racistas o en contra de los inmigrantes y contrarias también a las leyes que combaten la violencia de género, como ha expresado el propio Abascal.
Con estos mimbres políticos, a Santiago Abascal se le empieza a conocer cómo es y cómo piensa por las manifestaciones que ha venido haciendo, especialmente desde su éxito en las elecciones andaluzas. Y lo cierto es que cada vez que ha hablado, ha generado debate, tanto por su discurso incendiario en temas sociales como por su arremetida contra los fundamentos del estado autonómico actual.
“Los debates prohibidos”
Pero Abascal está orgulloso de ello: “Hemos introducido en la sociedad española los debates prohibidos”, subraya. Debates que, efectivamente, muchos temen abrir.
Por ejemplo, su postura sobre la ley de violencia de género, por la que tantos vapuleos ha sufrido el líder de Vox, que no entiende que les tachen de machistas y niega la mayor. “Nosotros queremos una Ley que no termine con la presunción de inocencia –explica- y la actual ley de género convierte a los varones en sospechosos. Queremos una ley justa que solucione el problema, una ley que proteja a mis dos hijas y a mis dos hijos”.
Añade que lo que propugna es convertir la actual ley de género en una ley contra la violencia familiar porque “la izquierda lo plantea como un combate de género”. Al respecto añade que los ‘progres’ y los medios de comunicación “nos ha dicho durante años cómo debíamos pensar” y que Vox eso no lo admite. Además de derogar esta ley, entre sus propuestas está también la derogación de la Ley de Memoria Histórica.
Intervenir en Cataluña
Al margen de estas polémicas, el líder de Vox sabe que donde más éxito cosecha es en su postura frente al separatismo catalán. Por eso no se cansa de defender que se tiene que detener al presidente de la Generalitat, Quim Torra, porque “apuesta por la violencia y no ha sido detenido” y "tomar el control en Cataluña adosándole una querella por rebelión".
Abascal aboga por implantar “un 155 de verdad, no de mentirijillas”, como dice que fue el aplicado por Rajoy, “una artículo 155 que sirva para intervenir, restaurar el orden y devolver la libertad”
El muro "anti-inmigrantes" y los gays
Abascal añadió más leña al fuego con su postura en contra de los inmigrantes con su propuesta de levantar un muro en Ceuta y Melilla, una emulación de las ideas de Donald Trump que defiende diciendo que con esto se eliminarían las concertinas y “se evitaría que los inmigrantes saltaran y se lastimaran”.
Ese muro que, a su juicio, serviría para parar "la avalancha", debería pagarlo Marruecos o los partidos políticos de las naciones europeas responsables del efecto llamada. Y ahí queda lo dicho, como lo de "exigimos el cierre de todas las mezquitas financiadas por el fundamentalismo, incluida la de la M-30 de Madrid", que ha sido una de las últimas proclamas de Vox.
Pese a ello, Abascal niega estar contra los inmigrantes como niega estar contra los gays. “Hay muchos gays que no siguen la bandera LGTBI y que están con nosotros –asegura- pero da igual frente a la propaganda no se puede hacer nada”.
Dice Abascal que "todo lo que se dice entorno a Vox es una caricatura". Con sus posiciones radicales o no, no cabe duda de que es un político que ha empezado a contar en el panorama político español.
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