Bellingham | EFE
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Cuando el cronómetro descontaba el penúltimo minuto del tiempo añadido establecido por el árbitro turco Umut Meler, un saque de banda voló sobre el área, lo peinó el central Marc Guehi y lo remachó con una chilena Jude Bellingham para obrar un milagro, en el único tiro hasta entonces entre los tres palos de Inglaterra, que sólo lanzó una vez más, según las estadísticas: en el 2-1 de Harry Kane.

Un remate nada más, un gol para la supervivencia, para la historia de la selección inglesa, que nunca había anotado un tanto tan tarde, allá por el minuto 95, en el tiempo reglamentaria en la Eurocopa.

Una nueva demostración del destino entre los grandes del centrocampista del Real Madrid, que resurgió cuando más lo necesitó su selección.

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En hora y media de partido, Bellingham apenas pareció Bellingham. Ni se acercó a su figura habitual. Sin una intervención decisiva, sin una acción reconocible, con una patada que le costó la tarjeta amarilla en el minuto 16, en una secuencia insustancial durante todo el encuentro, incluso fuera de los futbolistas que acudieron al rescate para la traca definitiva, con un inesperado éxito.

Pero Bellingham, 12,4 kilómetros de recorrido, 32,8 kilómetros por hora en su carrera más rápida, apenas un 86 por ciento de precisión en el pase, irrumpió en escena en el momento justo, en la forma más definitiva del fútbol, en el gol, cuando la eliminación parecía inevitable para Inglaterra, cuando el fin de ciclo era un hecho para Gareth Southgate, que acababa de dar entrada a Ivan Toney para rebuscar algo desesperadamente en el área.

"Faltaban 20 o 30 segundos para que nos quedáramos afuera de la Eurocopa. Es un gran momento, pero queda mucho torneo. Sólo lo sabremos si ganamos la copa. En las dos próximas semanas veremos cómo es de importante", expresó después, cuando fue condecorado con el premio a mejor jugador del encuentro, "por su contribución general y por el gol que mantuvo a Inglaterra en este torneo" y su "fuerte liderazgo para mantener a su equipo creyendo cuando la esperanza se estaba agotando", destacó el Panel de Observadores Técnicos.

Cole Palmer, el deseado

Eslovaquia remató más a portería que Inglaterra. Tres remates por los dos del conjunto británico, que acertó con una pegada inusual en su segundo intento dirección entre los tres palos, cuando Harry Kane transformó de cabeza el triunfo a los 50 segundos de la prórroga, sin que su rival hubiera aún asumido el golpe tan tremendo que lo derribó.

La imagen final era la desolación de Eslovaquia, que sintió suyo el pase. "Mi tercer gol del torneo. Podría haber sido precioso, genial... Pero perdimos en el último momento. No tenemos nada que reprocharnos", asumió Ivan Schranz, el delantero que adelantó a su equipo en el minuto 25.

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"Lo asumiremos, pero quizá nos arrepintamos el resto de nuestras vidas. Puede que no tengamos otra oportunidad como ésta de escribir la historia, estoy seguro de que todos tardaremos mucho tiempo en superarlo", abundó tras la derrota con Inglaterra, que ahora se enfrentará a Suiza en los octavos de final de la Eurocopa 2024.

La selección inglesa encadena trece partidos invicta contra ella. Desde 1981. Y enlaza cinco triunfos consecutivos. Es la favorita. Gracias a Bellingham. A un gol único.