Cole Palmer, el deseado
Frente al bajo nivel de Bukayo Saka y de Phil Foden, una figura emerge entre la errática propuesta de Inglaterra como solución a todos los males de Gareth Southgate, cuya credibilidad pierde fuelle tras cada partido de la Eurocopa y que podría contar en octavos de final con el jugador que todos piden: Cole Palmer.
El combinado británico es un mar de dudas. No juega a nada y de momento, lo único que ha conseguido, lo ha hecho por inercia. No se parece en nada al equipo que ilusionó a todo un país en la pasada edición de la Eurocopa y que acarició el título tras perder la final en Wembley ante Italia en los penaltis.
Southgate, mientras, no ha hecho cambios para mejorar una situación nada estable. Solo quitó a Trent Alexander-Arnold por Conor Gallagher para el tercer partido de la fase de grupos. Eso fue todo.
Parece que Southgate va a muerte con sus elegidos. Los cimientos de su equipo pasan por el portero Jordan Pickford, el defensa John Stones, el medio Jude Bellingham y el delantero Harry Kane. Y, alrededor, jugadores hasta ahora intocables como Phil Foden, Bukayo Saka o Declan Rice.
Ninguno de ellos, salvo Bellingham en su estreno, en el que marcó el gol de la victoria a Serbia (0-1), ha demostrado nada.
Las críticas sobre un entrenador, que ya anunció antes del inicio de la competición que dejaría el cargo si no ganaba la Eurocopa, son tremendas. Se piden cambios más radicales para una selección que navega entre la intrascendencia.
Y, de momento, Southgate solo intentó quitar a su "experimento" después de dos intentos fallidos: Alexander-Arnold, un lateral derecho que utilizó como pivote, se cayó de la alineación en el tercer partido ante Eslovenia para dar entrada a Gallagher. Tampoco funcionó.
Sólo hubo un momento de lucidez en Inglaterra antes de cerrar la fase de grupos y lo protagonizaron dos jugadores: Kobbie Mainoo y Cole Palmer. El primero quitó a Gallagher frente a Eslovenia en la segunda parte y, con el desparpajo de un chaval de 19 años, por fin dio algo de gobierno al juego de su equipo.
Y el segundo, inédito durante toda la Eurocopa hasta los últimos minutos contra Eslovenia, dio un giro a su selección para ensombrecer la pobre puesta en escena de Saka.
En apenas 20 minutos, hizo mucho más que su compañero en todo el torneo. El jugador del Chelsea, que ha explotado este año con unas cifras de nivel (25 goles y 15 asistencias en todas las competiciones), aportó desborde, atrevimiento, descaro y verticalidad.
Filtró buenos pases a la línea de ataque y se movió por varias partes del terreno de juego, aunque sobre todo por la derecha, el lugar habitual de Saka.
Southgate reconoció después la labor de sus suplentes, pero no personalizó en ninguno: "Creo que los cambios que hicimos tuvieron un efecto positivo en el partido de esta noche. No fuimos capaces de encontrar el pase adecuado, el remate final. Pero estamos mejorando".
Sí lo hizo Mainoo, que fue mucho más específico que su entrenador: "Palmer es eléctrico. Los dos estamos preparados para jugar", sentenció.
Quedan pocos días para el regreso de Inglaterra a la palestra. Se enfrentará a Eslovaquia en octavos de final. Southgate podría enrocarse en su once inicial, pero Palmer pide a gritos un hueco entre los mejores.
Con Saka fuera de tono y con Foden yendo y viniendo de su país por el nacimiento de su tercer hijo, no debería tener ninguna excusa para dar una oportunidad a un futbolista diferencial capaz de cambiar las críticas por los aplausos. Es, sin duda, el más deseado para dar un giro a Inglaterra.
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