Southgate, luces y sombras
Gareth Southgate no ha disfrutado de un camino apacible en la Eurocopa. Criticado por el siempre complicado entorno de Inglaterra (afición y medios de comunicación con ex futbolistas a la cabeza del frente opinador).
Ha rozado la lona en varias ocasiones y ha sobrevivido con sus luces y sombras hasta alcanzar una cima en la que pocos confiaban: la final que disputará ante España este domingo en Berlín.
Ahora, en apenas un par de jornadas, Southgate tendrá la oportunidad de romper un maleficio que dura casi 58 años.
Desde que Inglaterra ganó el Mundial de 1966, ha fallado en 29 campeonatos internacionales. Sólo un entrenador, Alf Ramsey, consiguió un trofeo para lucirlo en las vitrinas de la Asociación Inglesa de Fútbol.
Lo intentaron sin éxito Joe Mercer, Ron Greenwood, Bobby Robson, Graham Taylor, Terry Vanebles, Glenn Hoddle, Howard Wilkinson, Peter Taylor, Sven-Göran Eriksson, Steve McLaren, Fabio Capello, Stuart Pearce, Roy Hodgson y Sam Allardyce. Southgate, podría emular a Ramsey pese a tener más errores que aciertos en esta Eurocopa:
1. Declaraciones inoportunas
Antes del inicio de la Eurocopa, en una entrevista con Bild, lanzó al mundo unas declaraciones poco beneficiosas para la tranquilidad de la concentración inglesa.
"Si no ganamos, probablemente ya no estaré aquí. Puede que sea la última oportunidad. Creo que aproximadamente la mitad de los entrenadores nacionales se marchan después de un torneo; esa es la naturaleza del fútbol internacional", dijo para ponerse el listón muy alto y una presión innecesaria hacia sus jugadores.
En diciembre, Southgate cumplirá ocho años al frente de la selección inglesa. Primero, sustituyó de forma interina a Allardyce, pero después de cuatro partidos al frente de los pross convenció a la federación, que confirmó a Southgate oficialmente en un cargo que teóricamente dejará si no gana a España.
Así lo insinuó para generar un primer sobresalto sin sentido en un equipo que parece tener un imán para atraer jaleos que dan carnaza a los opinadores que rodean a la selección inglesa. Eso, Southgate, debería saberlo hace mucho tiempo.
2. Un 'experimento' llamado Trent Alexander-Arnold
En la pasada Eurocopa, Inglaterra llegó hasta la final que perdió ante Italia en los penaltis con una pareja de mediocentros muy reconocible que funcionó como un reloj: Declan Rice y Kalvin Phillips.
De la ecuación, se cayó el segundo, que cedido en el West Ham por el Manchester City cuajó una temporada intrascendente.
Southgate no le convocó y para su puesta en escena ante Serbia apostó por colocar junto a Rice a Alexander-Arnold cuando tenía a otros tres mediocentros puros en el banquillo esperando una oportunidad: Conor Gallagher y los jóvenes Adam Wharton (20 años) y Kobbie Mainoo (19).
Después de firmar una victoria pírrica (0-1), para el segundo duelo de la fase de grupos frente a Dinamarca, insistió con Alexander-Arnold.
De nuevo fracasó y fue sustituido tras el descanso por Gallagher, que a su vez sentaría por fin en el banquillo a Alexander-Arnold en el tercer encuentro, otro empate rancio con Eslovenia (0-0).
La apuesta de Gallagher, también errática, dio pie a la aparición de una de las luces de Southgate, que mientras encontró esa solución, suspiraba por Phillips.
"Sabemos que Alexander-Arnold es un experimento. No tenemos un reemplazo natural para Phillips", lamentaba mientras Phillips estaba en casa.
3. Un lesionado en la convocatoria
Otra de las decisiones controvertidas de Gareth Southgate fue incluir en la lista final a Luke Shaw, lesionado desde febrero, mes en el que disputó sus últimos minutos con el Manchester United.
Una lesión en el tendón de la corva le traía por la calle de la amargura, pero su seleccionador confiaba ciegamente en él y se la jugó con Shaw como único lateral izquierdo puro de la plantilla, con quien esperaba contar a partir del segundo partido de la fase de grupos.
Ni siquiera convocó a otro lateral zurdo, por si Shaw no llegaba a tiempo. Dejó en tierra a candidatos como Ben Chilwell o Tyrick Mitchell para tomar un riesgo tal vez innecesario.
¿Qué ocurrió? La respuesta no dejó muy bien a Southgate. Shaw no apareció hasta los últimos diez minutos de los cuartos de final que Inglaterra ganó en los penaltis a Suiza.
Mientras, Kieran Trippier tuvo que jugar a pierna cambiada, de forma antinatural y ofreciendo dudas en una posición que no era la suya. El empeño de Southgate con un jugador lesionado como Shaw mermó las prestaciones de Inglaterra.
4. Mainoo, la gran luz de Southgate
Si Southgate puede presumir de haber acertado con algo, es con su decisión de haber apostado por el joven mediocentro del Manchester United Kobbie Mainoo.
Es cierto que tardó en decidirse y su inclusión en las alineaciones fueron fruto de sus propios errores, como el experimento fallido con Alexander-Arnold. El primer intento para corregir su fallida idea, fue sustituir al lateral derecho por Gallagher para el tercer partido de la fase de grupos ante Eslovenia.
Tampoco funcionó y, después de ver a Mainoo unos minutos en ese mismo choque, se lanzó definitivamente a la piscina.
En octavos, en el agónico triunfo de Inglaterra contra Eslovaquia (2-1 en la prórroga y tras un gol de chilena de Bellingham en el último segundo del tiempo añadido), Mainoo se hizo con un hueco en el once titular. No lo soltó nunca más, porque se afianzó a base de dar el equilibrio que necesitaba su selección.
Cuanto más jugaba, más progesaba hasta explotar definitivamente en semifinales. Mainoo se exhibió como uno de los mejores frente a Países Bajos y solucionó para siempre el debate del mediocentro que debía acompañar a Rice. Southgate, sin duda, acertó con el chaval de United, a quien ha convertido en una estrella.
5. La resiliencia de Southgate
El técnico de Inglaterra tiene un aguante superlativo. Aunque a veces merecidas, las críticas que recibió desde múltiples sectores podrían haber desquiciado a cualquiera.
Sin embargo, Southgate salió adelante con tranquilidad, ignorando a la masa de aficionados y medios de comunicación que pedían a su selección una mejora considerable entre el mal juego de un equipo en el que nadie confiaba para ganar el título después de sus primeros tres partidos.
Sin embargo, paso a paso, Southgate, a base de resultados, aunque con poco juego con excepción de la primera parte ante Países Bajos, fue silenciando, con ayuda de sus jugadores, a todo aquel que lanzaba sus criticas al aire.
Kane fue uno de los que salió a dar la cara por su entrenador para frenar a nombres como Gary Lineker o Alan Shearer: "Ellos tampoco ganaron nada", recordó.
Southgate, de momento, tampoco. Pero pese a las críticas, su trabajo no puede quedar en entredicho: Inglaterra, bajo su mandato, ha llegado a dos finales de las dos Eurocopas que ha dirigido y quedó tercero en el Mundial de Rusia 2018, mientras que en Catar 2022 alcanzó los cuartos de final. Su resiliencia queda avalada con sus resultados. Indiscutibles.
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