Semana de viajes: Paz Padilla nos emociona con su viaje vital sobre la vida y la muerte y hacemos las maletas para sobrevivir a 45 grados bajo cero
¡Menuda semana! Y es que estos días han estado marcados por la vuelta de Madrileños por el Mundo, qué ganas teníamos de viajar y de preguntar por los rincones más recónditos del mundo aquello de “Madrileño de dónde…” y para no derretirnos con la emoción de volver, nada mejor que conseguir aguantar a 54 grados bajo cero en plena Costa Finlandesa. Y del frío más absoluto al enamoramiento que produce pasear por Madrid y si lo haces tan bien acompañado como nosotros en Enamorados de Madrid, mucho mejor. De hecho, ha sido un enamorado de la moda, Lorenzo Caprile, quien no ha hecho de guía por un Museo del Traje que guarda un sin fin de secretos.
Secretos que no parece tener Paz Padilla pues ha hablado a corazón abierto en el Show de Bertín de sus alegrías, sus logros, su pasado y los momentos más tristes de su vida. Habla con la misma naturalidad de su hija o trabajo que de la muerte de su marido y es que tiene muy clara su filosofía de vida. Una filosofía que le ha hecho reírse hasta en los momentos más trágicos y es que Paz Padilla nos ha demostrado que sin humor no puede vivir.
Pero si hablamos de momentos, hay que recordar los “momentazos” que nos han dado nuestros invitados en 10 Momentos desde los recuerdos de la infancia de Bibiana Fernández, pasando por las durísimas declaraciones de Fran Rivera sobre Isabel Pantoja, las lágrimas de Rosa López al ver a aquella chiquilla que llegó a la fama de repente o el llamamiento desconsolado de María Teresa Campos para seguir trabajando en el mundo de la televisión.
Una semana en la que nos ha quedado tiempo para descubrir en Ruta 179 que hubo un pueblo de Madrid que tuvo que cambiar de nombre por los insultos que recibía y en la que hemos descubierto que ser amable es bueno para la salud y que si tienes un hijo adolescente y no te hace ni caso ¡no te preocupes!, que tiene una explicación científica. Al menos, no te hace caso pero tiene un por qué.