Celine Dion describe en un documental la crueldad de su enfermedad: 80mg de Valium al día contra el dolor
"Si no puedo correr, caminaré. Si no puedo caminar, me arrastraré. No voy a parar", afirma
Celine Dion ha plasmado en un documental su lucha diaria contra la extraña enfermedad que padece y que está provocando que pierda la extraordinaria voz que la llevó a convertirse en una de las cantantes más premiadas del panorama musical.
La diva no ha ocultado en ningún momento su sufrimiento y su vulnerabilidad, que ahora ha mostrado de nuevo en un documental titulado 'Soy Celine Dion' , en el que reconoce que, a causa del síndrome de persona rígida que comenzó a sufrir hace 17 años, ha llegado a necesitar hasta 80 miligramos de Valium diarios para paliar el dolor.
La intérprete de la archiconocida 'Titanic' ha confesado que en numerosas ocasiones "Hacía trampas, como darle golpes al micrófono como si fuese culpa del sonido" para que el público que asistía a sus conciertos no notase que en algunos momentos no lograba cantar como ella quería y solía hacer.
El documental, de aproximadamente 90 minutos, es el colofón a una serie de revelaciones que Dion ha ido ofreciendo a sus seguidores durante los últimos años para explicar su ausencia de los escenarios.
Las lágrimas fluyen sin poder evitarlo durante gran parte del documentalmientras recuerda su carrera y el mayor agudo que interpretó en 'All By Myself'.
El documental comienza con una intervención médica en una habitación de hotel, una escena grabada mientras la cantante yace en el suelo, incapaz de responder siquiera a preguntas por el dolor.
Celine Dion sufre un síndrome que solo afecta a una o dos personas entre un millón.
Dion abre las puertas de su casa, comparte escenas íntimas con dos de sus hijos, visita un depósito donde guarda buena parte de los modelos más espectaculares que ha vestido en las alfombras rojas y acude regularmente a su fisioterapeuta, que sigue de cerca todos sus avances.
La artista, que lleva dos años sin cantar, decide volver a exponerse ante el micrófono de un estudio de grabación. No canta tan fluido como antes, pero sale airosa. Y entonces, otra crisis.
Es probablemente el momento más crudo de todo el documental, con la artista completamente rígida, incapaz de controlar su propio cuerpo, hasta que con ayuda de su equipo vuelve a ser ella misma.
Con resolución, afirma: "Si no puedo correr, caminaré. Si no puedo caminar, me arrastraré. No voy a parar".
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