El que fuera máximo accionista y presidente del Real Betis Balompié y entre 1992 y 2010, Manuel Ruiz de Lopera, falleció durante la madrugada de este sábado al domingo en su domicilio a raíz de una diverticulitis, según confirmó la propia familia del exdirectivo verdiblanco.
Pasada la medianoche, medios como la Cadena SER en el tramo nocturno del programa 'Carrusel Deportivo' e igualmente la COPE en 'El Partidazo de COPE' informaron del fallecimiento de Lopera, tras haberlo constatado con un sobrino del expresidente bético.
Ya el pasado 5 de enero, Lopera fue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la Clínica HLA Santa Isabel, aquejado de diverticulitis. Pese a su posterior recuperación, dos meses y medio después finalmente Lopera murió en su casa de la sevillana calle Jabugo.
Durante su mandato Lopera logró dos ascensos para el Betis, varias clasificaciones europeas, el título de la Copa del Rey de 2005 y la clasificación para la Champions League.
En 1992, compró el 70 por ciento de las acciones del Betis y se convirtió en consejero delegado, con su gestión en 1994 logró ascender al Betis a primera y desde 1996 hasta 2006 fue presidente del Betis.
Tras varios roces con los tribunales por problemas fiscales, el 30 de junio de ese año dejó la presidencia del club.
En los últimos años, aquejado de algunos problemas de salud, ha vivido alejado de los medios de comunicación.
Lopera es por derecho propio una de las caras de un fútbol de otro tiempo, marcado por presidencias 'ostentóreas', en terminología creativa de Jesús Gil al fusionar ostentoso y estentóreo, y de la que formaron parte personajes como Damián Caneda, Joan Gaspart y, en clave más pintoresca, José María Ruiz Mateos y su mujer, María Teresa Rivero.