El 31 de agosto saltan las alarmas: Blanca ha desaparecido. Cuatro días después llega el peor deselance posible. La Guardia Civil encuentra el cuerpo sin vida de la esquiadora madrileña Blanca Fernández Ochoa, una de las pioneras del deporte femenino español.
La desaparición fue comunicada por la Policía Nacional tras la denuncia de la familia. En los mensajes, difundidos en redes sociales, se indicaba que había desaparecido una semana antes, el día 23, y que fue vista por última vez en Aravaca.
El rastreo fue el mayor en medios técnicos y efectivos desplegada en la historia de la Comunidad de Madrid. En él participaron 100 agentes de la Policía Nacional, otro centenar de la Guardia Civil, 25 bomberos, 60 voluntarios de Protección Civil y 11 agentes de la Policía Local. Además, se desplegaron drones, helicópteros, perros de rescate y caballería.
Un terreno muy complicado
Después de tres jornadas de intensa búsqueda, finalmente se encuentra el cuerpo de Blanca en Cercedilla el 4 de septiembre. El programa 120 minutos informó poco después de la una de la tarde sobre el hallazgo del cadáver de una mujer en la zona donde se estaba buscando a la exesquiadora. Poco después, se confirmó la fatal noticia.
Lo cierto es que su caso destapó la situación de muchos deportistas profesionales, quienes, al llegar el momento de su retirada, se encuentran en ocasiones sin unas perspectivas de futuro claras y caen en fuertes depresiones: "Una retirada de un deportista de élite es como una jubilación, pero a los 30 años", aseguraba en Onda Madrid Coral Bistuer, una de sus mejores amigas.
Coral Bistuer, a corazón abierto, recuerda a su íntima amiga Blanca Fernández Ochoa
Adiós a Blanca, leyenda del deporte español
Blanca nació en 1963, la sexta de ocho hermanos, en el barrio madrileño de Carabanchel. Sin embargo, ella y su familia se trasladaron pronto al Puerto de Navacerrada y a Cercedilla, donde comenzaron a cultivar su afición por el esquí en una sierra madrileña que permanecía blanca la mitad del año. Allí se les acogió con orgullo.
Con solo ocho años, vio a su hermano Paco, fallecido en 2006, convertirse en el primer y único español en conquistar una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos de Invierno: el 13 de febrero de 1972 se proclamaba campeón de eslalon gigante en Sapporo (Japón). El éxito de su hermano le inspiró para dedicarse al esquí.
Fueron los Juegos Olímpicos de Invierno los que la coronaron. Participó en cuatro citas olímpicas: Lake Placid 1980, Sarajevo 1984, Calgary 1988 y Albertville 1992. En esta última cita se consagró como la única española con medalla en unos Juegos Invernales, el bronce.