Responsabilidad digital, si te proteges nos proteges a todos
Un buen uso de los dispositivos conectados evita en gran medida el éxito de los ciberdelincuentes
Una wifi personal mal protegida puede ser utilizada para cometer un delito, lo que te convierte en sospechoso hasta que no se demuestre lo contrario
Phising, Carding, sabotajes a sistemas, estafas… La ‘era conectada’ es terreno abonado para delincuentes que han trasladado al mundo virtual sus prácticas criminales. Los equipos de ciberseguridad monitorizan los sistemas informáticos en busca de posibles ataques que, una vez detectados, son neutralizados en la inmensa mayoría de los casos.
Pero, en ocasiones, el daño ya está hecho: los hackers han entrado en los sistemas, deshabilitado servicios o robado datos de los servidores.
Por eso, los expertos ponen el foco en la “responsabilidad digital” de cada uno de nosotros, tal y como nos cuenta Alejandro Plaza, ingeniero del Centro de Operaciones de Ciberseguridad de la Comunidad de Madrid.
Un usuario que utiliza su móvil de forma poco segura, no solo pone en peligro su propio dispositivo sino al sistema completo.
MALAS PRÁCTICAS EN CIBERSEGURIDAD
Plaza identifica las malas prácticas más habituales entre los usuarios de dispositivos conectados. La primer, una escasa verificación de acceso.
La suplantación de identidad es muy común en los delitos informáticos, por lo que debemos estar seguros de que las páginas y servicios a los que accedemos están verificados, especialmente si nos piden datos personales para acceder.
Una conexión segura es fundamental para evitar los delitos digitales. En los primeros años de internet, cuando el acceso privado a la red no se había extendido, era muy común conectarse a wifis gratuitas.
Hoy en día es menos habitual, pero sigue ocurriendo, por ejemplo cuando visitamos un restaurante o nos alojamos en un hotel.
Generalmente estas redes de acceso libre son poco seguras, lo que les convierte en una puerta de acceso a nuestros dispositivos.
En casa puede ser aún peor. Una wifi personal mal protegida puede ser utilizada para cometer un delito, lo que te convierte en sospechoso hasta que no se demuestre lo contrario. Moraleja: utiliza solo conexiones seguras desde sitios confiables, apunta Plaza.
OJO AL CORREO ELECTRÓNICO
“Desconfía de primeras de los correos electrónicos” si no estás absolutamente seguro de su origen, avisa el experto. Es la herramienta de internet más sensible, por la que circulan la mayor parte de fraudes digitales, explica.
Ante la mínima duda, no abras los mensajes de correo y tampoco los reenvíes.
No es raro encontrarse con cadenas de mensajes que avisan de una catástrofe inminente, o de un chollo de viajes, que se reenvían con la mejor intención pero que multiplica las posibilidades de éxito del ataque.
LA MISMA CONTRASEÑA PARA TODO
Otras de las malas prácticas más comunes en ciberseguridad es repetir las contraseñas. Hoy en día manejamos infinidad de accesos digitales: el banco, la tarjeta sanitaria o las plataformas de entretenimiento, y solemos usar las mismas credenciales para todo. Incluso, las compartimos con otras personas.
En este caso “la seguridad va en contra de lo operativo”, dice Plaza. Todos entendemos que es más cómodo pero al repetir una y otra vez las contraseñas estamos poniendo en peligro nuestros sistemas.
El acceso a través de datos biométricos como la huella digital o los rasgos faciales se lo pone más difícil a los ciberdelincuentes, pero no del todo.
Por eso los expertos aconsejan acceder a todos los servicios telemáticos con doble autentifiación, que reduce en gran medida las posibilidades de ataques.
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