La ganadería en extensivo es una de las mejores herramientas para prevenir los incendios forestales. Una vaca que se pastorea llega a consumir más de 14 kilos diarios de 'combustibles' que se encuentran en los prados y montes.
Según la Interprofesional Agroalimentaria del Ovino y el Caprino (INTEROVIC) las cabras adultas se alimentan con hasta 2 kilos y medio diarios de materia vegetal seca (entre 350 gramos y kilo y medio de hojas y brotes de matorrales).
Las ovejas adultas en pastoreo pueden consumir de 2 a 3 kilos de materia seca diaria (matorral y especies leñosas).
Son desbrozadoras naturales, limpian el monte y tienen a raya el pastizal que en época estival es pólvora para la propagación del fuego.
Y esta actividad ganadera no se limita a áreas cerradas por vallados, pastores eléctricos o pasos canadienses. La trashumancia, el ancestral movimiento de ganado de los pastos de verano a los de invierno, cumple con esta labor preventiva a gran escala.
A lo largo de los cientos de kilómetros de marcha por parajes de todo tipo y a través de corredores que conectan incluso espacios protegidos, los rebaños limpian, abonan y además contribuyen a la diseminación de semillas dispersas en el pelaje.
En varias localidades madrileñas se recurre a este pastoreo preventivo en sustitución de la maquinaria. Boadilla del Monte, Alcobendas, San Agustín de Guadalix o la propia capital recurren a rebaños de ovejas para este fin.