Además de su profesión de matador de toros, Alberto Lamelas se dedica a conducir un taxi por las calles de Madrid. Esta segunda profesión, a la que se acerca gracias a la familia de su mujer, la lleva compaginando unos cuantos años con su verdadera vocación, ser torero.
De vocación, torero; de profesión, taxista
Sí, la verdadera vocación de Alberto Lamelas es el toreo, pero no es nada fácil poder vivir de ello. Las ocasiones de poder torear escasean. Cada vez se hace más difícil conseguir aparecer en los carteles. De ahí que compagine sus dos profesiones. "Llevo ya diez años de toreador y con tres o cuatro corridas era imposible subsistir. Gracias a que encontré esta salida del taxi, yo he podido seguir de torero".
Alberto se siente muy agradecido puesto que es consciente que, gracias a la labor con el taxi al que le dedica casi todas las tardes, puede seguir luchando por alcanzar el ansiado triunfo dentro del mundo del toro.
La profesión de torero requiere mucho esfuerzo y entrenamiento continuado, cosa que Alberto sigue a rajatabla, para estar siempre preparado y no desaprovechar ninguna oportunidad que se presente. Esto, unido a las tardes conduciendo por Madrid, le deja muy poco tiempo para disfrutar de su familia y sus amigos, algo que echa de menos.
Alberto nos abre su corazón y nos hace partícipe de todos estos pensamientos y sentimientos íntimos, mientras nos lleva por las calles del centro de la capital, adentrándonos un poco más en su día a día.