Balance de un año en Doñana, sin lagunas permanentes y con la biodiversidad en retroceso
El informe del CSIC constata una sequedad sin precedentes por efecto de la escasez de lluvias y la sobreexplotación del acuifero
Los milanos ni siquiera han criado este año y las anguilas ni han aparecido
REDACCIÓN
Los datos de la Estación Biológica de Doñana del CSIC indican que 2023 fue un año muy seco y cálido para Doñana, con la mayor temperatura media anual registrada en la serie histórica.
Además, la escasa inundación en marismas y lagunas ha traído consigo un bajo número de aves acuáticas invernantes y ha provocado que el declive de las poblaciones de aves acuáticas reproductoras y de otras especies animales, especialmente de anfibios y peces, continúe.
Doñana, explican en su trabajo los investigadores, ya lleva más de una década con niveles de precipitación por debajo de la media, especialmente en los últimos dos años. Con apenas 330,4 mm registrados, este último ciclo es el segundo con menor precipitación anual de la última década tras el de 2021-2022.
En cuanto a la temperatura, Doñana volvió a batir sus récords. En 2023 se alcanzó la temperatura máxima registrada en toda la serie histórica, mientras que este año se ha registrado la mayor temperatura media anual, que ha alcanzado los 19,3 ºC. El verano ha sido largo y caluroso, con 14 días con temperaturas superiores a 40 ºC.
Las altas temperaturas y la escasez de precipitaciones han tenido un gran efecto sobre el sistema de lagunas de Doñana, muy deteriorado también por la sobreexplotación del acuífero, expone el informe.
SANTA OLALLA, SECA
Y advierten que la laguna de Santa Olalla, la más grande de Doñana, ha vuelto a secarse por completo a finales de agosto.
Desde que se tienen registros, esta laguna nunca antes se había secado dos veranos seguidos, ni siquiera durante los periodos de sequía extrema de los años 90 ni de principios de los 2000.
Históricamente, Santa Olalla era una laguna de carácter permanente, es decir, mantenía agua durante todo el año y servía de refugio para muchas especies durante las estaciones más cálidas y secas. Sin embargo, el hecho de que se haya secado por segundo año consecutivo es indicativo de que ya no quedan lagunas permanentes en Doñana.
Por su parte, las otras dos lagunas más grandes de Doñana, la del Sopetón y la Dulce, se han secado a primeros de julio y a primeros de agosto respectivamente.
DECLIVE DE LAS AVES ACUÁTICAS
En enero, el censo se realiza de manera simultánea en toda Europa como parte del Censo Internacional de Aves Acuáticas coordinado por Wetlands International. El número de individuos censados en este mes fue de 206.859, la décima peor cifra para estas fechas de toda la serie histórica, que abarca 60 años, aseguran los investigadores.
Destacan la situación del ánsar común (Anser anser), especie emblemática en Doñana, que ha registrado este año la cifra más baja de su historia con 9.588 ejemplares.
En general, la reproducción de aves acuáticas ha sido mala, según recoge el informe, ya que la superficie inundada en primavera ha sido escasa y se ha limitado, en su mayoría, a zonas inundadas de forma artificial o con influencia mareal.
El 68 % de las especies que crían en Doñana tienen una tendencia poblacional negativa si se toman como referencia las últimas dos décadas. Esta cifra aumenta al 79 % si se calcula la tendencia para los últimos diez años.
En el caso de las rapaces, el milano real (Milvus milvus) invernante sigue presentando un declive importante, con un censo de 120 ejemplares.
Por su parte, el aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) no ha llegado a reproducirse este año y su población invernante ha sido censada en 213 individuos, el valor más bajo de toda la serie histórica.
Otro ejemplo sería el halcón peregrino (Falco peregrinus), cuya población sigue también una tendencia negativa. Este año solo se han contabilizado tres parejas.
Las poblaciones de conejos siguen siendo muy bajasLos mamíferos también cuentan con actuaciones de seguimiento específicos. El conejo sigue presentando unas abundancias muy bajas respecto a las registradas en Doñana en otros años.
La liebre ha presentado una leve disminución, mientras que el ciervo registra una tendencia creciente y el jabalí se mantiene estable.
En general, 2023 ha sido un mal año para todos los carnívoros en Doñana. El zorro sigue siendo el carnívoro más abundante, y le siguen el tejón y el meloncillo. Las abundancias relativas de la gineta y el lince oscilan, mientras que los gatos monteses y las nutrias son las especies menos abundantes.
En el caso de los peces, el informe del CSIC alerta sobre la anguila (Anguilla anguilla) que está en peligro de extinción y que no ha aparecido en ningún punto muestreado, ni siquiera en aquellos donde llegó a ser abundante como La Rocina o el Arroyo del Partido.
El salinete (Aphanius iberus), endemismo ibérico en peligro de extinción, tampoco ha podido ser localizado este año en Doñana debido a la escasa inundación que presentaba la Laguna del Hondón, mientras que la colmilleja (Cobitis paludicola), calificada como vulnerable, solo ha aparecido en la Laguna de los Mimbrales.
Los investigadores también muestran su preocupación por las poblaciones de anfibios, todas en regresión desde 2019. Misma suerte parecen haber corrido las mariposas.
En los datos sobre las especies vegetales, destacan la tendencia negativa de la especie de flora amenazada Caropsis verticillato-inundata, asociada a suelos húmedos y lagunas temporales, algo esperable teniendo en cuenta la regresión de este hábitat y la prolongada sequía.
Recuerdan los científicos de la Estación Biológica de Doñana que este espacio natural, cruce de caminos entre Europa y África, es un lugar único entre otras cosas por ser zona de paso, de cría y de invernada para más de 300 especies de aves.
Sólo en este entorno se concentran ocho hábitats de interés comunitario, plantas endémicas y es, además, refugio de especies amenazadas como el lince ibérico, el milano real o el águila imperial.
Añaden, por último, que Doñana también destaca por su elevada diversidad de especies de invertebrados con más de 200 especies de abejas y unas 1.000 de mariposas nocturnas, así como otras que están amenazadas como la araña lobo o el escarabajo pelotero.