Christine de Pizan, la mujer que rompió las reglas en el s. XIV y se convirtió en la primera escritora profesional
Consiguió mantener con sus ingresos a su familia y vivir de sus obras
Christine escribió obras que se consideran el primer manifiesto del movimiento feminista y sacudió la conciencia de su época
No es fácil saber quién fue la primera mujer escritora de la Historia. Una de las primeras cuyos textos nos han llegado es la princesa acadia Enheduanna que hace 4.000 años escribió textos en cuneiforme sobre tablillas de barro. Más famosa es otra candidata al título: la poetisa griega Safo de Mitilene, más conocida como Safo de Lesbos (s. VI-VII a. C.).
En la historia de la Literatura el listado de nombres masculinos es mucho más extenso que el de los femeninos, no por falta de mujeres con talento, sino porque ellas tuvieron menos oportunidades de desarrollarlo y, en muchos casos se vieron obligadas a esconderlo y publicar sus obras de manera anónima o bajo un seudónimo masculino.
Pero hay una mujer que en pleno siglo XIV consiguió vivir de la Literatura , además, mantener a su familia: Christine de Pizan, la primera escritora profesional de la Historia.
Una esmerada educación
Christine de Pizan tuvo la suerte de nacer en el seno de una familia que apreciaba la cultura y tenía acceso al conocimiento y que, además, tenía buenos contactos entre las más altas esferas por estar muy bien situada en la Corte. Una familia que siempre estuvo de su parte y la apoyó. Una familia que no todo el mundo tenía en la sociedad en los siglos XIV-XV.
Su padre fue Tommaso de Pizan, médico, astrólogo, alquimista y físico, que ejerció sus funciones junto al rey Carlos V de Francia y dio una esmerada educación a Christine, insólita para los tiempos que corrían.
No siempre se junta la oportunidad con el talento y Christine, que talento tenía de sobra, supo aprovechar las oportunidades que la vida le ofrecía. Pero la vida da muchas vueltas y la suerte tiene la mala costumbre de cambiar a menudo.
En 1380, a los 15 años, Christine contrajo matrimonio con el secretario de la corte, Étienne du Castel. La pareja fue inusualmente feliz para lo acostumbrado en la época.
Las mujer que decidió su propio destino
Pero ese mismo año murió el rey Carlos V. Las desgracias de Christine comenzaron cuando el nuevo rey redujo los ingresos de su marido. Poco después todo se vino abajo cuando su padre y su marido murieron. Con 25 años quedó viuda con tres hijos, su madre y su sobrina a su cargo. Y sin dinero.
La situación era difícil, pero Christine, mujer de armas tomar, en lugar de elegir lo que hubiera hecho cualquier otra, es decir buscar un nuevo matrimonio rentable, eligió no renunciar a sus sueños. Era el camino más valiente, pero el más difícil.
Así que cogió las riendas de su propio destino y no sólo no renunció a las letras y al conocimiento sino que se volcó aún más en ellos. Decidió convertirse en escritora profesional y mantener a su familia con su obra.
Comenzó a vender poemas y baladas y alcanzó cierto prestigio. Después amplió su catálogo a textos históricos y tratados políticos y morales. Ninguna mujer se había atrevido a tanto
Sus esfuerzos fueron recompensados y poco a poco adquirió prestigio. Y Christine consiguió dar a su nombre la fuerza suficiente para no tener que enmascararlo bajo un nombre masculino
Su reconocimiento llegó a tal nivel que en 1404 el Duque de Borgoña le encargó algo hasta ese momento impensable para una mujer: escribir la biografía de su hermano fallecido, el rey Carlos V de Francia.
Christine escribió obras que se consideran el primer manifiesto del movimiento feminista y sacudió la conciencia de su época al implicarse en la primera polémica literaria francesa, conocida como “La Querella de las Mujeres”, un debate literario y académico sobre las cualidades intelectuales y morales de las mujeres, que inició Christine al escribir en defensa de sus congéneres. Era la primera vez en la historia que sucedía algo semejante.
Cristine inspiró a muchas mujeres y a muchas escritoras que vendrían después. Nació en una época donde el destino de las mujeres estaba fijado desde antes de su nacimiento. Y escapó a esta suerte a base de esfuerzo, tenacidad y amor por la cultura. Dió un paso adelante y siguió sus propias reglas. Lo consiguió,
En 1430, tras una fértil y prolífica carrera literaria, moría en Francia con 65 años, la primera mujer escritora de la historia, Cristine de Pisan.
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