El Ayuntamiento de Getafe ha rendido homenaje a Las Sinsombrero, mujeres artistas de la Generación del 27 que se revelaron ante una sociedad que no reconocía sus méritos, recibiendo ese nombre por el gesto de protesta de quitarse el sombrero en público.
Según ha informado el ayuntamiento, se ha celebrado el acto en la Casa municipal de las Personas Mayores con motivo del Día del Libro, "poniendo por bandera" a Las Sinsombrero, entre las que se encuentran Maruja Mallo, Concha Méndez, María Teresa León, María Zambrano, Marga Gil Roesset, Ernestina de Champourcin, Josefina de la Torre, Rosa Chacel, Margarita Nelken o Silvia Mistral.
"Estas mujeres intelectuales de la Generación del 27 se revelaron socialmente para poder alcanzar autonomía, independencia y acceso a la educación", han destacado.
Por ello, se ha preparado una exposición "en homenaje a todas ellas en la Casa de las Personas Mayores de la calle Manzana" que permanecerá hasta la próxima semana.
La alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, ha asistido al homenaje en el que se han proyectado imágenes de 'Las Sinsombrero', que eran pintoras, poetas, novelistas, ilustradoras, escultoras y pensadoras que se desvinculaban del prototipo de mujer de la época.
¿Quieres conocerlas?
Concha Méndez (1898-1986): Poeta, dramaturga, guionista, editora e impresora. Vivió viajando y escribiendo. Se exilio a México, donde falleció. Rosa Chacel (1898-1994): Escritora, colaboró en revistas, escribía narrativa, poesía y una colección de diarios. Sólo escribió una obra antes del exilio en Brasil, donde tuvo sus años más prolíficos, plasmando en ella sus inquietudes intelectuales. Regresó a España en 1973. Maruja Mallo (1902-1995): Esta pintora surrealista es la primera que consigue ser reconocida por su propia obra, independientemente de su género. Tras la Guerra Civil se ve obligada exiliarse en Argentina, donde alcanza bastante reconocimiento, haciendo varias exposiciones al igual que en Nueva York con la presencia de Andy Warhol. Ya en 1962 vuelve a España, donde es prácticamente una desconocida, pero continúa pintando casi hasta su muerte. María Teresa León (1903-1988): Licenciada en Filosofía y Letras. Se la ha conocido por ser la mujer de Alberti pero recorrió el mundo luchando contra el fascismo. Publicó hasta 20 libros. A partir del exilio de ambos, en Argentina, se dedicó a reivindicar a su marido, ya que era la única manera que la dejarán hablar. María Zambrano (1904-1991): Filósofa, pensadora y ensayista. Es la que refleja en sus escritos el pensamiento de una generación. Fue la última que se marchó en la Guerra Civil. Regresó en 1984 y a diferencia de sus compañeras fue ampliamente reconocida. Le otorgaron el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1981 y el Cervantes en 1988 (fue la primera mujer en hacerse con este galardón). Ernestina de Champourcin (1905-1999): Poeta. Estudió en la Escuela Libre y formó parte del Lyceum Femenino. Abandonó la novela para dedicarse casi por completo a la poesía. Se exilió en México y regresó a España en 1972. Fue discípula de Juan Ramón Jiménez y es considerada una de las personalidades más brillantes del 27. Josefina de la Torre (1907-2002): Fue una vanguardista en varios campos: cine, poesía, cantante, actriz... Ella tampoco se exilió. Trabajó en el cine como dobladora, aunque acabó dedicándose casi por completo al teatro. Una de sus últimas actuaciones, y la más conocida, fue en la serie de TVE “Anillos de oro”. Marga Gil Roesset (1908-1932): Escultora vanguardista que también se dedicó a la escritura y a la ilustración. Se suicidó con veinticuatro años. Margarita Manso (1908-1960): Pintora. Tras la guerra no se exilió, aceptó quedarse en España aunque eso suponía poner en suspenso su vida artística. Fue esposa de Alfonso Ponce de León, pintor vanguardista y falangista que fue asesinado en 1936. Tras la muerte de su marido, participó en el diseño de la revista falangista Vértice. Ángeles Santos (1911-2013): Pintora y artista gráfica de vanguardia. A los dieciséis años expuso en el Ateneo de Valladolid. Después, llegó a exponer en el pabellón español de la Bienal de Venecia en 1936, aunque las duras críticas a su estilo (surrealismo), la Guerra Civil y el nacimiento de su hijo influyeron en que su obra pasase a ser más convencional y costumbrista.