Achraf Hakimi nació en Getafe hace 24 años. Allí se crio y en 2005 comenzó su andadura futbolística en el modesto Club Deportivo Colonia Ofigevi, en el que solo duró un año antes de que el Real Madrid le echara el ojo. De padres marroquíes, se decantó por el país africano y no por España por “un tema de corazón”, comentan a Efe desde su entorno en los días previos a un partido muy especial para él.
Eligió Marruecos, pero en 2015, un año antes de debutar con la absoluta del país que ahora defiende, participó en unos entrenamientos con España sub'19 en los que, curiosamente, coincidió con Unai Simón, el portero al que tendrá enfrente el martes (16.00 horas) como último escollo para liderar a Marruecos de cara a conseguir su mejor clasificación en un Mundial.
Y es que el conjunto africano ya ha igualado su mejor marca, que databa de cuando llegó a los octavos de final del Mundial de México 1986, cuando se en el primer equipo africano en alcanzar dicha instancia en un Mundial. Cayeron en 0-1 frente a Alemania Federan, en un resultado que no podrán vengar después de que los germanos no lograsen pasar la fase de grupos en Qatar 2022.
Sí lo han hecho los 'Leones del Atlas' con un Achraf que se ha colado en la mayoría de los mejores onces de la primera fase de competición. Y eso que juega lesionado.
El lateral derecho del París Saint-Germain sufre una rotura muscular en la parte posterior del muslo desde el estreno contra Canadá, pero, tras comprobar que podía jugar a pesar de esto, decidió no parar por lo importante que está siendo este Mundial para él. Ya más asentado que en Rusia 2018, cuando, en fase de grupos, también se enfrentó a España (2-2).
Achraf se siente un líder dentro del grupo, que es la gran fortaleza de la selección que dirige desde finales de agosto Walid Regragui, figura clave para entender la unión que se ha generado con los futbolistas tras la convulsa salida de Vahid Halilhodzic. Volvieron Ziyech y Mazraoui y la gestión de Walid hizo el resto. Sin él, no se explica el éxito de los Leones del Atlas.
La relación entre el lateral del PSG y el seleccionador es estrecha. Achraf habla maravillas de su técnico, nacido en Francia y al que le une ese sentimiento marroquí que les hizo decantarse por el conjunto africano.
“Tiene Marruecos en la sangre”, aseguran a Efe desde el entorno de Achraf. Representar al país de nacimiento de sus padres y al que lleva en el corazón es un sueño cumplido para un chico nacido en un barrio de Getafe, en el que sus amigos de toda la vida, a los que sigue teniendo muy cerca, verán los octavos de final España-Marruecos con el consuelo de que, en caso de que caigan los de Luis Enrique, verán a su amigo hacer historia.