Youssef En-Nesyri y Sofiane Boufal | EFE
(Actualizado

En principio se hablaba de Bélgica. Después, de Croacia. Pero finalmente será Marruecos, que pasó como primera del grupo F, la que se mida a España -segunda de E-, el próximo martes, por una plaza en los cuartos de final del Mundial de Catar 2022.

España se vio sorprendida el jueves por Japón, que remontó un gol de Álvaro Morata para ganar por 2-1 y acabar primera en el grupo E; al mismo tiempo que Marruecos, que venció a Canadá (2-1), se aprovechó del empate sin goles de Croacia y Bélgica para liderar el F. Por lo que serán los Leones del Atlas el próximo obstáculo para el equipo de Luis Enrique en su afán por seguir aspirando a ganar un segundo título.

España cae 2-1 ante Japón y jugará en octavos contra Marruecos

Marruecos y España jugarán el próximo martes, a partir de las seis de la tarde (las cuatro, en horario peninsular español) en el Education City, el estadio más próximo al Centro Nacional de Convenciones de Catar, que alberga, en Doha, el centro principal de prensa del más importante torneo por naciones del orbe.

España sufrió, porque durante unos minutos, cuando Costa Rica se puso por delante en el partido que la enfrentó a Alemania -que acabaría ganando (4-2)-, estuvo virtualmente eliminada. Finalmente, pasó como segunda; y la que acabó haciendo las maletas fue la tetracampeona, que antes de empatar sin goles contra la Roja, había perdido de idéntica forma que el equipo hispano contra los samuráis azules: remontando un gol para acabar venciendo por 2-1.

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Ahora le toca Marruecos, a la que Luis Enrique, que en la rueda de prensa posterior al partido -en la que reconoció que "no" estaba "contento" y que "no" celebraba "derrotas"- calificó como un rival difícil, que "junto con Australia" había protagonizado una de las sorpresas al plantarse en la ronda del KO.

Con todo el mérito del mundo, porque la selección magrebí relegó al segundo puesto a la actual subcampeona del mundo, la Croacia de Luka Modric -que será la que se mida a Japón, el lunes-; en un grupo en el que Bélgica, tercera en el pasado Mundial, el de Rusia, acabó haciendo las maletas. Poco después de que Roberto Martínez anunciase que el del jueves había sido su último partido como seleccionador.

Marruecos entró en el Mundial tras al superar, en una de las cinco eliminatorias africanas, a Congo, con la que empató como visitante y a la que goleó (4-1) en Casablanca.

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En su sexta participación en un Mundial, el equipo que dirige el recién llegado Walid Regragui -que asumió el cargo en agosto, en sustitución del bosnio Vahid Halilhodzic- arrancó con un empate sin goles ante Croacia, antes de doblegar a Bélgica, con goles de Abdelhamid Sabiri -del Sampdoria italiano- y Zakaria Aboukhlal, del Toulouse francés.

El jueves confirmó el primer puesto del grupo al derrotar a Canadá -que llegó a Catar tras acabar primera el octogonal de la Concacaf- por 2-1, con tantos de dos de sus estrellas, Hakim Ziyech, delantero del Chelsea..., y el sevillista Youssef En-Nesyri. En un plantel en el que destacan asimismo el portero Yassine Bono, compañero de En-Nesyri en el Sevilla y su lateral derecho, el exmadridista Achraf Hakimi, ahora en el París St. Germain.

Youssef En-Nesyri | EFE

Con 57 internacionalidades, Achraf, de 24 años, es el segundo de todos los que están en catar que más veces ha defendido la camiseta de su país; por detrás del capitán de los leones del Atlas, Romain Saiss, defensa del Besiktas turco y 69 veces internacional.

El defensa Jawad El Yamiq, del Valladolid; y el delantero Abdessamad Ezzalzouli, de Osasuna, que también juegan en LaLia, conocen bien a la Selección española.

Jawad El Yamiq | EFE

Campeón de la Copa Africana de Naciones en 1976, diez años después, en el Mundial de México, Marruecos se convirtió en el primer equipo africano en superar la fase de grupos, antes de caer en octavos con Alemania (0-1), a la postre subcampeona, tras perder la final ante la Argentina de Diego Armando Maradona.

En Catar, Marruecos ya igualó su mejor resultado en un Mundial. Pero los leones están hambrientos. Y Luis Enrique y la Roja quieren seguir vivos.