Había que sustituir a Neymar y había dos planes. El defensivo, que pasaba por colocar a Paquetá más adelantado en el centro del campo, y el ofensivo, que consistía en colocar a Rodrygo en la posición que ocupa la estrella del PSG.
Desde la eliminación de Brasil en el Mundial de 2018 a manos de Bélgica, el porcentaje de victorias, en todas las competiciones, sin Neymar era del 63%, frente al 81% que suman con el parisiense en sus líneas, lo que convertía su reemplazo en una razón de estado.
El jugador anunció en las redes sociales que ni siquiera estaría en el campo y Brasil le echó de menos, aunque logró superar el partido sin él.
Tite, que tiene una fe ciega en el jugador del West Ham comenzó con su plan A, sin tirar las campanas al vuelo, controlando un partido que les podía colocar ya en la recta final de un Mundial en el que son favoritos.
Paquetá hizo su papel, muy sólido en el centro del campo, bien respaldado por Casemiro, se sacó algunos pases brillantes que no encontraron eco en las piernas de Vinicius y Richarlison, desacertados de cara al gol.Pese a ello, Brasil no lograba ponerle brillo al duelo, no sacudía a una Suiza que se encontraba cómoda.
Paquetá, el hombre que más veces ha utilizado Tite en el último año, su comodín en el campo, no conseguía más que dar una ventaja moral a Brasil, insuficiente para lograr el triunfo. Así que, nada más comenzar el segundo tiempo, el seleccionador brasileño apostó por su plan B, Rodrygo, para darle a Brasil más filo.
El madridista salió revolucionado, incrementó el ritmo ofensivo del equipo en un par de aceleraciones y pareció en condiciones de doblegar, al fin, a la Nati, que nunca ha perdido contra Brasil en un Mundial.
El jugador del Real Madrid, por el que Tite siente un aprecio especial, que no oculta, salió con el mismo empeño en destrabar el partido como tantas veces ha conseguido con su club. Brasil ganó en vértigo y Rodrygo quiso implicar a la grada, mayoritariamente "auriverde" en la tarea de derribar el muro helvético.
Pareció lograrlo superada la hora de juego en una trabada jugada en el centro del campo en la que, tras algunos rechaces, logró conectar con su compañero Vinicius, que con velocidad y precisión batió a Sommer. Pero el VAR detectó un fuera de juego en el inicio de la acción y el tanto, celebrado, se cayó del marcador.
El seleccionador suizo, Murat Yakin, rectificó a tiempo y maniobró para tapar las vías de agua, pero el peligro ya había aumentado. Brasil estaba más cerca de su área, a expensas de cualquier eventualidad.
Llegó en una jugada de Rodrygo que, con algo de suerte Casemiro convirtió en el gol de la victoria que sitúa a Brasil como la segunda clasificada para octavos de final, junto con Francia.