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El lunes 3 de octubre a las 22.45 vuelve Mi Cámara y yo, el programa de reportajes en el que un reportero recorren la Comunidad de Madrid con una minicámara, interfiriendo lo menos posible en el relato, para ofrecer la parte más desconocida y más cercana de la realidad, tratando siempre de ver las cosas desde otro ángulo, entrando con la cámara en la vida cotidiana de los espectadores. En esta andadura el programa contará con la presencia de Olivia Freijo y Amaya Rey, dos intrépidas reporteras que cada semana nos acercarán los temas más interesantes.

'Raro, raro'...:

RUSIA EN PLENO BARRIO DE HORTALEZA

Conoceremos el primer edificio de la Iglesia ortodoxa rusa en Madrid. Está construido desde hace tres años aunque la comunidad ortodoxa rusa existe desde hace más de 250, sin lugar permanente de culto en España. La edificación se asienta sobre un solar que pertenece al patriarcado de Moscú, cedido por el Ayuntamiento de Madrid. La iglesia también actúa como centro educativo donde se imparten clases de ruso. Acuden alrededor de 200 personas.

Rusia en pleno barrio de Hortaleza

El párroco Andrey se encarga del mantenimiento de la iglesia y lleva doce años en España. Nos cuenta que los domingos, después de la liturgia, se reúnen los feligreses habituales para comer en la iglesia y cocinan productos típicos rusos (a 3 euros el plato).

EL COCHE HUEVO, RARA AVIS EN MADRID

Descubriremos cómo es por dentro uno de los pocos 'coches huevo' -lujosos coches de BMW no se vendieron nada bien durante los años de posguerra- matriculados en Madrid. Desde joven José María tenía debilidad por los coches pequeños. Por eso se compró un Seat 600: “Lo bueno de estos coches es que sólo necesitas un garaje pequeño porque no se pueden aparcar en la calle”. Ha tenido muchos coches pero siempre quiso un “coche huevo”.

EL COMEDOR DE BICHOS

Edson vende insectos de temporada. Ahora tiene gusanos y chapulines (saltamontes). Los trae de Francia, deshidratados y con sal. Son específicos para alimentación y son diferentes a los que se venden para alimentación de reptiles. “Se pueden comer así, crujientes, aunque para cocinarlos prefiero hidratarlos un poco y que estén más blandos. El truco es no cocinarlos mucho para que no pierdan su sabor”.

El comedor de bichos

Además...descubriremos el desconocido pasado minero de nuestra comunidad, un cementerio aislado en medio de una rotonda, la increíble casa de piedra que durante 28 años excavó un cantero de Alcolea del Pinar, la colección de momias que esconde el Museo de Antropología Forense de Madrid y remataremos conduciendo un tanque gracias a la locura empresarial de un joven de Villaviciosa de Odón.