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Esta semana Ciudadano Cake se hace en la noche madrileña para adentrarse en el mundo de las prostitución y descubrir como el mal llamado oficio más antiguo del mundo esconde mafias, droga y trata de personas.

Más del 90% de mujeres que ejercen la prostitución lo hacen en condiciones de esclavitud controladas por mafias y proxenetas. Ciudadano Cake acude a los puntos más calientes de Madrid.

Acude al Polígono Marconi, donde además de empresas, existe también un importante foco de prostitución donde los empresarios muestran su hartazgo por tener que convivir con el comercio sexual y los proxenetas delante de sus negocios. Los vecinos tienen miedo y dicen que se tienen que esconder por el acoso de los chulos que dominan las calles y las rotondas. Las prostitutas queman maderas por las noches para entrar en calor y de día las utilizan para arrojárselos a los medios de comunicación que acuden allí.

Los ciudadanos que viven en la calle Montera, un clásico en la prostitución madrileña, se quejan y dicen que ya no pueden más. Manifiestan que no basta con tener una comisaría al lado ni hacer la calle peatonal si al final niños y familias tienen que convivir con el prostíbulo al aire libre más colapsado de la ciudad. En la zona, hay apartamentos que se alquilan por horas con más de 600 entradas y salidas un sábado noche. Los vecinos dicen estar hartos de tener que recoger y limpiar cada mañana los restos y los deshechos del comercio sexual y el consumo de drogas que se produce en la zona y ya no saben cómo denunciarlo.

Visitamos la calle Fortuny, próxima al paseo de la castellana, una zona “TRANS”, donde transexuales y travestis ejercen la prostitución de noche. Los vecinos se sienten indignados, dicen que pagan sus impuestos y tienen que esquivar preservativos usados cuando sacan a pasear a sus mascotas y llevan sus niños al colegio.