El alcalde de Madrid y candidato del PP a la reelección, Alberto Ruiz-Gallardón, quiere aprobar la próxima legislatura un nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOUM), para el que hoy ha comprometido un amplio debate social tanto en su elaboración como en su ejecución. "Vamos a hacer el plan más participado de la historia de Madrid", ha prometido el alcalde en un acto de su campaña celebrado en el piso 42 de Torre Espacio, elegido para que se viera toda la ciudad, en el que ha garantizado "un debate intenso con los grupos municipales y con la sociedad civil, con los agentes económicos y sociales y con participación ciudadana".
Ha hecho hincapié también en la oportunidad que para el sector de la construcción puede representar su planteamiento de promover durante los próximos cuatro años la rehabilitación en Madrid. "Vamos a favorecer al sector de la construcción mediante la conversión de objetivos. Hay un espacio de oportunidad formidable en la ciudad de Madrid a través de la rehabilitación", ha afirmado.
Además, ha anunciado la convocatoria de un concurso internacional de ideas para reformar la plaza de España, con objeto de conectar sus jardines con los de Sabatini, Madrid Río y el Templo de Debod; así como su intención de "reciclar" -una palabra hasta ahora vinculada a los residuos que el alcalde utiliza cada vez más en materia de urbanismo- las traseras y plazas del entorno de la Gran Vía.
Otro eje sobre el que se propone actuar la próxima legislatura es el formado por Delicias, Méndez Álvaro y Abroñigal, aunque no ha concretado nada.
El candidato popular ha resumido su objetivo con una frase: "si la primera legislatura fue la de las grandes infraestructuras y la segunda la de las grandes transformaciones urbanas, esta va a ser la del reciclaje y la regeneración por toda la ciudad".
Ruiz-Gallardón considera que el tiempo transcurrido desde que fue concebido el actual Plan General, aprobado en 1997, hace "necesario" uno nuevo para establecer el Madrid que queremos para el siglo XXI".
El futuro Plan General, al que ha definido como "la hoja de ruta de la ciudad", debe marcarse como "objetivo básico" situar a Madrid "allí donde tienen que estar", que a su juicio es al nivel de las dos ciudades globales europeas, Londres y París.
El Madrid que Ruiz-Gallardón quiere es "un polo de servicios avanzados", capaz de ser "vínculo" entre Europa e Iberoamérica sin olvidar el Mediterráneo y el norte de África, que ejerza como capital de España no por ser sede del Gobierno sino por su "liderazgo económico, social cultural, educativo" y que sea "centro neurálgico de una muy dinámica región metropolitana, que constituye una ampliación natural de la masa crítica de la ciudad".
Una gran urbe que tiene que "hablar el lenguaje de la inteligencia, la investigación, la experimentación, las nuevas tecnologías", que debe poder atraer el "talento por encima de cualquier otra consideración", por encima incluso del capital, para poder transformar la realidad.
Debe ser asimismo una ciudad "a escala humana, donde la obligación de generar riqueza no castigue la calidad de vida", y por eso la sostenibilidad ha de tener un carácter transversal en todas las políticas urbanas.
Eso debe llevar a mantener una ciudad "compacta", que no tenga espacios distintos para dormir, trabajar, comprar y disfrutar de la cultura y el ocio y en la que "los usos no se tropiecen sino que se encuentren". Y por supuesto, tiene que ser "un espacio sin fracturas" sociales ni territoriales, caracterizada "no por una homogeneidad estéril" sino por una "diversidad justa social y territorialmente".