Como en tantas otras ciudades, Lisboa se transformó para celebrar la Exposición Universal de 1998 y los alrededores de la sede de la Exposición cambiaron completamente su cara con modernos edificiones como la Estación de Oriente, de Santiago Calatrava, la Torre Vasco da Gama o el más reciente Puente Vasco de Gama que atraviesa el Tajo.
Además de la arquitectura, la zona es un epicentro comercial, cultural y de ocio. Por sus pabellones y zonas abiertas al río se pueden practicar deportes, asistir a espectáculos o conciertos, visitar el Oceanario o simplemente disfrutar de las vistas.