La investigación del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), publicada este miércoles en la revista ‘Nature’, desvela en ratones un mecanismo que se activa apenas minutos después de producirse un daño agudo en el hígado.
El hallazgo, cuya primera firmante es la investigadora del CNIO María del Mar Rigual, abre vías a que futuros tratamientos contra daños hepáticos graves incluyan una dieta enriquecida con el aminoácido glutamato.
El hígado es un órgano vital, indispensable en la digestión, el metabolismo y la eliminación de toxinas. Tiene una habilidad única: la regeneración, que le permite reemplazar células hepáticas dañadas por los tóxicos que ellas mismas eliminan.
Nabil Djouder, jefe del Grupo de Factores de Crecimiento, Nutrientes y Cáncer del CNIO y autor senior del estudio, afirma que “una dieta y un estilo de vida poco saludables pueden afectar a la regeneración del hígado. Nuestros resultados describen un mecanismo fundamental y universal que permite al hígado regenerase después de un daño agudo. Estos resultados pueden también ayudar a mejorar la capacidad regenerativa del hígado en pacientes con daño hepático grave, como la cirrosis, o que han sido sometidos a una resección parcial en una cirugía para extirpar un tumor”.
Los resultados muestran que hígado y médula ósea están interconectados por el glutamato. Tras un daño hepático agudo las células hepáticas, llamadas hepatocitos, producen glutamato y lo vierten al torrente sanguíneo; el glutamato llega por la sangre hasta la médula ósea –dentro de los huesos–, donde activa a los monocitos, un tipo de células del sistema inmunitario.
Los monocitos viajan entonces hasta el hígado y por el camino se convierten en macrófagos –también células inmunitarias. La presencia del glutamato reprograma el metabolismo de los macrófagos, y estos en consecuencia empiezan a secretar un factor de crecimiento que hace proliferar a los hepatocitos.
Los experimentos se han realizado en modelos animales, pero sus resultados se han comprobado con herramientas bioinformáticas, utilizando bases de datos de hepatocitos de ratón y humanos.