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La de André y Doriné es una "historia universal", la del alzheimer, contada con un "lenguaje universal", el de las máscaras, con el que la compañía Kulunka Teatro ha recorrido en los últimos tres años más de veinte países en los que su dramaturgia no ha dejado indiferente a nadie.

El Centro Cultural Fernán Gómez es el espacio madrileño en el que recalará hasta el próximo 2 de febrero este montaje, en el que la devastadora realidad del alzheimer se representa a través del teatro de máscaras, un lenguaje sin una sola palabra que, como ha señalado hoy su director, Iñaki Rikarte, les ha obligado a ir "a la esencia de las cosas".

Aunque inicialmente la enfermedad aparece solo "como un pretexto" para contar una historia, finalmente se acaba convirtiendo en el eje central de la obra, lo que obliga a abordar el tema "con rigor y con delicadeza", según José Dault, uno de los tres actores, junto con Garbiñe Insausti y Edu Cárcam, que interpretan catorce personajes, cada uno de ellos con su máscara correspondiente.

Para Dault, el resultado es un espectáculo "emotivo y muy purgativo", especialmente para los familiares de enfermos de alzheimer, "que ven en escena la dura realidad de una enfermedad muy doméstica, que normalmente sucede de puertas para adentro".

UNA PAREJA DE ANCIANOS

El inicio de André y Doriné lleva hasta un pequeño salón en el que repiquetea una vieja máquina de escribir y se escuchan las notas de un violonchelo.

André y Doriné son una pareja de ancianos que, con el paso de los años, ha caído en la desidia, olvidando lo que un día los unió, un pasado que cuelga de las paredes de la habitación y que ahora, con la irrupción en sus vidas del alzheimer, deberán rememorar si quieren construir un presente.

Iñaki Rikarte ha señalado que uno de los primeros países en los que se representó la obra fue en Nepal, un lugar al que la compañía acudió con "muchos miedos" ante el temor de que allí no se entendiera "una problemática del primer mundo".

En Nepal el alzheimer aún no está diagnosticado y las familias de clase media como la que aparece en la obra no son las normales, lo que no fue inconveniente para que "André y Doriné" lograse, al igual que en el resto de países que ha visitado, un gran éxito de público y "entendiesen absolutamente todo".

"Es una historia universal con un lenguaje universal", según Rikarte, una obra "sin fronteras" en la que la música, original de Yayo Cáceres, es "un personaje más" que contribuye a "generar espacios y atmósferas".

A pesar de que Kulunka Teatro, creada por Garbiñe Isausti y José Dault en Euskadi en 2010, no tiene un "discurso hecho" sobre el teatro de máscaras como lenguaje escénico, la actriz, que encarna todos los personajes femeninos de la obra, reconoce que el lenguaje de las máscaras es "muy poderoso" a la hora de llegar al público.

De las 193 funciones que han representado hasta ahora, solo cincuenta han sido en España, mientras que el resto ha llevado a la compañía a recorrer Colombia, Turquía, Estados Unidos, Nepal, República Dominicana, Finlandia, Noruega o Malasia, entre otros, cosechando en algunos de ellos importantes reconocimientos, como el Premio del Público y a la Mejor Dramaturgia en el Festival de Birminghan, en el Reino Unido.