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Pasado, presente y futuro se alían en el tercer disco en solitario de Antonio Carmona, "Obras son amores", que aparece seis años después de su último trabajo con un dueto especial junto a su sobrino Juan para cantarle a otro Juan, padre de uno, abuelo del otro y patriarca flamenco de la guitarra.

"De él me ha quedado la noción del esfuerzo", declara a Efe el último de los Habichuela nacido en Granada tras dedicar a su progenitor "Mencanta", tema acabado solo unas horas antes de que este falleciera el pasado 1 de julio, a tiempo para que pudiera escucharla y de que, pese al alzhéimer, llegara a identificarlo por su nombre.

La enfermedad de su padre, explica, fue precisamente uno de los factores a los que atribuye el largo silencio discográfico entre este álbum, "Obras son amores" (Universal), que se publica mañana, y el previo "De noche" (2011). "El cuerpo me pedía desviar mi tiempo hacia él", señala el exintegrante de Ketama con indudable afecto.

"No puede volver a ser como antes / Los sueños se rompen y se pierden en el aire", reza la letra de este corte que está dedicado a los millones de personas mayores que sufren el mismo mal.

De los tiempos buenos, lo recuerda siempre rodeado de guitarras. "Eran como sus mujeres y las tenía en los sillones, afinándolas a cada hora", rememora Carmona (Granada, 1965), que de su casa paterna salió precisamente con dos de ellas que le regaló. "Todo lo demás me lo he ganado todo a pulso", asegura.

Lo dice en uno de los templos del flamenco madrileño, Villa-Rosa, el lugar donde mañana presentará su nuevo disco y donde le dio el primer beso a su mujer, la representante artística Mariola Orellana.

Por ella, que le tiene la casa en reformas desde que la conoció con 25 años, tituló el disco "Obras son amores". También, añade "ya en serio", porque "cuando uno saca de dentro una canción, se queda para siempre, no como los políticos".

Fue hace año y medio cuando empezó a juntarse con amigos como Alejandro Sanz, "gente con un pulso muy parecido", que componen como él, a las cuerdas y con un plato de jamón y queso delante, alumbrando temas como "Dale luz", el que abre el disco.

"A la hora de componer soy flamenco, lo soy desde que me levanto, pero la inquietud me ha llevado a ese tipo de fusiones, letras y armonías", destaca Carmona, que insiste en crear "un flamenco de ahora, que aspire a un sonido internacional, algo que todavía no tenemos".

Por los viajes de su padre por América, creció escuchando a Héctor Lavoe, Óscar de León y Andy Montañez tanto como a El Chocolate o a Camarón de la Isla y en este álbum, que bebe del continuo intercambio musical de Miami, la nómina de colaboradores latinoamericanos alcanza a Fernando Osorio, Claudia Brant o Álex Cuba, entre otros.

También está el colombiano Juanes, con el que coescribió "La razón de mi existir", un tema travieso e "hipocritilla" rescatado de cuando lanzó al mercado su primer disco en solitario, "Vengo venenoso" (2006).

Entre los títulos, llama la atención además un término que él mismo acuñó, "Camamasi", un "comodín de esperanza" que se puede adaptar a "las injusticias en Venezuela, a los refugiados de Siria...".

"Al vivir en Cádiz veo cayucos todo el tiempo y estoy muy sensibilizado con todo eso", afirma Carmona sobre un corte en el que canta a "la luz que se pierde en la noche, el camino que viene y que va".

Después de su show de mañana, a Carmona le aguardan citas como el festival Starlite, que contarán con su espectáculo el 12 de agosto, en una velada en la que también cantará Niña Pastori.