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Llegó él y se hizo el sol. Por el Festival de Cannes han pasado ya cineastas reputados como Kiarostami, Ken Loach o Michelle Haneke. Pero hasta los más cinéfilos hacían paralelismos entre lo grisáceo del festival, y su equivalente meteorológico. Así que cuando Brad Pitt se deslizó por el festival, salieron los primeros rayos de luz. El actor estadounidense hizo gala de su fantasía y pertrechado con unas gafas de sol de aviador que no se quitó firmó autógrafos por doquier. Incluso, sobre la alfombra roja, quizó dejar constancia del revuelo que generó con unas fotografías tomadas con su propio teléfono.

Brad Pitt presentaba "Killing them softly", la película que produce e interpreta dirigida por Andrew Dominik (el director con el que ya colaboró en "El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford") en la que da vida a un sicario de la mafia de Nueva Orleans. Su personaje tiene que asesinar a los ladrones de timbas de póquer en una ciudad plagada por la pobreza y el paro. La película no deja de representar una metáfora de la desesperanza de Estados Unidos con las presidencias de Bush y Obama.

Por la Croisete desfilaron también conocidas figuras del cine como Jeremy Irons, Diane Kruger (en esta edición miembro del jurado) o Michelle Rodríguez, además de un innumerable número de modelos (como Kelly Brook o Irina Shayk) ávidas por captar la atención de las cámaras. Irina Shayk, la modelo novia de Cristiano Ronaldo, presentaba ayer la gala de Grisogono, una conocida marca de joyería suiza.